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Actualizado: 28 de julio de 2025
El frío casi lo tuvo delante de mí todo; mas no fué grande, puesto que tembló algún tanto; duró casi tres horas la calentura: no es mucha, aunque en todo me remito al doctor, que escribirá más largo.
Se apresuró a salir del Retiro y tomó un coche para dirigirse a su casa. Durante el camino fueron en aumento los escalofríos; la vista se le turbaba; creyó no poder llegar sin desmayarse. Al fin pudo subir la escalera y meterse en la cama. Poco después se le declaró una fuerte calentura. Pues yo sostengo que lo que ha hecho mi yerno esta mañana es un acto inmoral.
En todas las ocasiones que hasta hoy en día se han ofrecido de guerra a su majestad, y se ha mandado, he servido muy bien como buen soldado; y así, ahora no haré menos, aunque esté enfermo y con calentura; más vale pelear en servicio de Dios y de su majestad, y morir por ellos, que no bajarme so cubierta; así pues, pónganme en el lugar más peligroso, y en ello me haréis merced.
Así compuesta y encendida de calentura y vanidoso placer, parecía hasta hermosa, a despecho de sus pecas y de la pobreza de sus tejidos devastados por la anemia.
El águila, devorada por los insectos, graznaba a orillas del Guadalquivir con hambre y calentura, afilando sus garras en el tronco de los olivos, con el ansia de que llegara pronto la ocasión de destrozar alguna cosa.
Sus ojos estaban encarnados, parecían arrojar el fuego de una calentura horrible, y su pecho de gigante se alzaba y se deprimía á impulsos de una respiración poderosa, que se exhalaba por su boca entreabierta y seca, produciendo un silbido ronco y débil, á veces un ruido semejante al de un hervor fatigoso; de tiempo en tiempo, á lo largo de los cortos miembros del tío Manolillo, corría una convulsión rápida, fuerte, instantánea.
La calentura le exaltaba breves instantes, pero luego sobrevenía la extenuación. La carne toda se sentía fenecer. Era una sensación glacial, tenebrosa.
Con gran prontitud se guardó Pecado su dinero, y alzando los hombros y echando de sí un enorme suspiro, pronunció torpemente estas palabras: «Yo... de aquellas cosas que pasan..., lo cual que me vi solo, y... no me ha pasado nada. Nos hemos enterado. Tiene seco el entendimiento indicó la Sanguijuelera . La calentura le abrasó los sesos. Dice el señorito Miquis que le dé baños en el río.
A la moza que abrió la puerta le preguntó, áspero y breve: ¿La señorita Carmen? Está en la cama. ¿Qué tiene? Una punta de calentura.... Salióse ayer de casa como una loca, y cuando la encontramos parecía que no estaba en sus cabales.... La acostamos, sin que haya querido desnudarse.... A usted le mienta mucho.... Mañana dice la señora que llamará al médico.... Mañana, ¿eh? rugió Salvador.
Ha bajado la escalera quebradita de color. ¿Has tenido calentura? ¿O has tenido nuevo amor? Que con el aretín, que con el aretón. Ni he tenido calentura ni he tenido nuevo amor. Me se ha perdido la llave de tu rico tocador. Que con el aretín, que con el aretón. Si las tuyas son de acero, de oro las tengo yo. ¿De quién es aquel caballo que en la cuadra relinchó?
Palabra del Dia
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