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Actualizado: 30 de junio de 2025
Quedó inmóvil ante la cama, con aspecto tímido, cohibido por aquellas cabezas greñudas, mascarones de dolor y miseria, que convergían en ellos sus miradas curiosas. ¿Cómo estás? preguntó en voz queda.
Prendiendo fuego á un templo portentoso Erostrato su nombre eternizó; Vendiendo Judas á Jesus piadoso Su fama en el Madero se esculpió. Entregando al verdugo dos cabezas Te has hecho en nuestros fastos inmortal, Que si no tienes que contar proezas, Tienes una traicion ¡vil Sandoval!
Vivían juntos, ambos solteros y entregados al cuidado despótico de D.ª Mariquita, ama de llaves y dueño absoluto de sus vidas y haciendas. D. Juan, a fuerza de pasear su mirada severa y majestuosa por el mar de cabezas que se extendía desde la valla hasta la puerta del templo, tropezó con la calva reluciente del pigmeo de su hermano.
Aquéllos al menos veían cielo libre sobre sus cabezas, no tragaban el aire a través de una aspillera; tenían las piernas libres y no les faltaba con quien hablar. Hasta allí dentro tenía la desgracia sus gradaciones. El eterno descontento humano era adivinado por Rafael.
Al oriente cerraban los Alpes el horizonte con su corona inmensa de blanquísimas nubes, levantándose desde la llanura en escalones sucesivos y en perspectiva, para terminar como titanes de nieve con sus cabezas brillantes hundidas en el éter, distinguiéndose entre ellas, muy lejana, la mole grandiosa del Monte-Blanco, ese rey de los Alpes que tiene por cortesanos á todos los reyes y los viajeros de Europa.
Pero de lo que más me admiro es que debajo de nosotros hay otras gentes, a quien llaman antípodas, sobre cuyas cabezas, los que andamos acá arriba, traemos puestos los pies, cosa que me parece imposible; que, para tan gran carga como la nuestra, fuera menester que tuvieran ellos las cabezas de bronce.
31 Entonces sus siervos le dijeron: He aquí, hemos oído de los reyes de Israel, que son reyes clementes; pongamos pues ahora sacos en nuestros lomos, y sogas en nuestras cabezas, y salgamos al rey de Israel; por ventura te dará la vida. Y él respondió: Si él vive aún, mi hermano es.
27 Y no yacerán con los fuertes que cayeron de los incircuncisos, los cuales descendieron al infierno con sus armas de guerra, y pusieron sus espadas debajo de sus cabezas; mas sus pecados estarán sobre sus huesos, porque fueron terror de fuertes en la tierra de los vivientes. 28 Tú, pues, serás quebrantado entre los incircuncisos, y yacerás con los muertos a cuchillo.
Cuando en la Camargue descarga un huracán, terrible en esa gran llanura donde nada lo desvía ni lo detiene, es curioso ver replegarse la manada detrás de su jefe, con todas las cabezas inclinadas, volviendo hacia el lado de donde el viento sopla, esas anchas testuces en que se condensa la fuerza del buey.
Contó callandito el aficionado a vírgenes las que alcanzaba a ver, y preguntole en seguida al artista cuánto valía el cuadro conforme al contrato. Respondiole aquel, que claro estaba: que once mil ducados. ¿Cómo puede ser eso? le repuso el que había de pagar, si aquí no cuento yo arriba de cien cabezas.
Palabra del Dia
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