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Actualizado: 3 de junio de 2025
Digo, ¡me paece!... Yo soy del comité de mi partido: eso es... ¿Que soy torero? Ya sé que es un ofisio bajo y reasionario, pero eso no quita que tenga mis ideas. Insistía en lo de la reacción, sin hacer caso de las burlas de don José, pues él, aun respetando mucho a éste, sólo hablaba para el doctor Ruiz.
Usted escribirá sin duda para gente soez y sin delicadeza, no para espíritus distinguidos. Yo creí que se me había llamado para oír cosas más cultas, más elegantes. ¡Oh! No comprendo yo así la novela. Ya veo el sesgo que va usted a dar a eso: terminará con burlas indignas, como ha empezado. ¡Ay! ¡Encanallar una cosa que empezaba tan bien!
Y dijo Sancho: -Pase por burlas, pues la venganza no puede pasar en veras; pero yo sé de qué calidad fueron las veras y las burlas, y sé también que no se me caerán de la memoria, como nunca se quitarán de las espaldas.
Comenzó a mortificarle con su constante mal humor, con el descuido de sus obligaciones domésticas: la comida fría, la cama sucia, la ropa sin coser. De vez en cuando le dirigía venenosas indirectas o burlas insolentes, de tal modo que al pobre hombre ya le iba pesando de haberse mostrado tan digno. La dignidad no es absolutamente indispensable para vivir; la ropa y el alimento sí.
Aquella legión de diablos le rodeó, dando alaridos; un bastonazo le derribó la chistera tornasol, y empujón va, empujón viene, le dieron el gran manteo, entre risas y burlas. Como pelota, iba de un lado al otro, sudando, gesticulando, descompuesto. Quilito le arrancó uno de los faldones y lo izó en la punta de su bastón. ¡Basta, dejémosle! gritó Jacinto.
Libro Primero: Capítulo V: De la entrada de Alcalá, patente y burlas que le hicieron por nuevo. Antes que anocheciese salimos del mesón a la casa que nos tenían alquilada, que estaba fuera la puerta de Santiago, patio de estudiantes donde hay muchos juntos, aunque esta teníamos entre tres moradores diferentes no más.
Lord Gray no ha vuelto por casa; nadie sabe dónde está, y es probable, que haya marchado a Inglaterra. Creo que en efecto se ha marchado a su país. Te advierto que mi novia no me puede ver ni pintado; pero eso no hace al caso. Mi madre me ha bloqueado por mar y tierra, y yo me rindo, chico, me rindo a discreción. Con mi señora mamá no hay burlas, amiguito.
Y luego prosigue la historia diciendo que, en acabando de comer don Quijote, el día que dio los consejos a Sancho, aquella tarde se los dio escritos, para que él buscase quien se los leyese; pero, apenas se los hubo dado, cuando se le cayeron y vinieron a manos del duque, que los comunicó con la duquesa, y los dos se admiraron de nuevo de la locura y del ingenio de don Quijote; y así, llevando adelante sus burlas, aquella tarde enviaron a Sancho con mucho acompañamiento al lugar que para él había de ser ínsula.
En la rica y valiosa colección de comedias antiguas manuscritas, que forman la joya más preciosa de la biblioteca del duque de Osuna, se encuentran los siguientes manuscritos de comedias antiguas de índole popular: Las burlas de Benytico. En la cubierta, y del propio puño y letra, se lee claramente el año de 1586.
Alejandro, su hijo, es un ser perverso, más ignorante y no menos presumido que su padre, de quien sin embargo se burla sin asomos de respeto filial. Las burlas llegan a tal extremo, que el padre y el hijo se insultan y riñen.
Palabra del Dia
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