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Actualizado: 19 de junio de 2025
A don Quintín se le ocurrió una idea portentosa: pareciole que no cabía más en cerebro humano. Aquel hombre que se había burlado de él, le estaba facilitando el camino de la más sabrosa venganza. Otra era la que él tenía pensada; pero, pues las cosas venían rodadas... ¡también aquélla! Don Juan continuaba diciendo: ¿No está usted quejoso de ella, no se ha portado con usted indignamente?
Burlado en la idea de hallar el nuncio de mi ventura, caí en otros pensamientos tan extraños, que ni yo mismo acertaba a explicármelos, y aun con mucho esfuerzo podré descifrártelos en parte, pues cosas hay que no es posible manifestarlas como sentirlas.
Cuánto yerra al decir eso el señor don Andrés dijo Juanita casi cariñosamente . ¿Por qué ha de tenerse por burlado un hombre de noble corazón, si en vez de lograr los fáciles favores y de gozar de las compradas caricias de una mujer sin vergüenza, se halla con una mujer digna y honrada que anhela merecer y obtener su estimación, que le brinda con su más fervorosa amistad y que le tiende confiadamente las manos?
Tan pronto como este lo sabe, recuerda la ofensa recibida, el resentimiento se dispierta en su corazon, al resentimiento sucede la cólera, y la cólera engendra un vivo deseo de venganza. ¿Y porqué dejara de vengarse? ¿No se le ofrece ahora una excelente oportunidad? ¿No será para él un placer el presenciar la desesperacion de su adversario burlado en sus esperanzas, y quizas sumido en la oscuridad, en la desgracia, en la miseria? «Véngate, véngate, le dice en alta voz su corazon; véngate, y que él sepa que te has vengado; dáñale, ya que él te dañó, humíllale, ya que él te humilló; goza tú el cruel pero vivo placer de su desgracia, ya que él se gozó en la tuya.
¿Y por qué has de dármelo, ajo? ¿para pagarme el porte de la carta? no me da la gana: yo te he servido siempre, pues es mi deber de tío, y de tío que te quiere, Quilito; tú y los tuyos habéis compadecido y tratado bien a Agapo: no os habéis burlado de su desgracia, ni avergonzado de su parentesco, como los otros.
El Abrego por votos fuè elegido, Que cédula real dispone de esto: Y siendo ya del pueblo recibido, Comienza de envidar todo su resto. El Mendoza se vé tan afligido, Y acaso le fué Abrego muy molesto, Que no pudo sufrir verse burlado; Y oid en lo que para este nublado. Con sus pocos amigos, dicen, quizo Tratar de recobrar con nueva traza El mando.
Había sido, durante el verano, objeto de la risa de todos los amigos. ¡Lo que se habían burlado en San Sebastián los de la tertulia del jefe!... Decían a gritos que el libro no era suyo; que se lo había escrito un joven a cambio de unas pesetas, y que este joven se divertía a su costa citando autores fantásticos, copiando párrafos de libros que no existían.
Estas sandeces dijo Salvador creciéndose más son para demostrarte que Dios, a quien tú, llevado de una piedad absurda, crees cómplice de tus violencias y de tus sañudas venganzas, es quien te ha burlado y me ha protegido. ¡Qué bien y con cuanta oportunidad ha deshecho tus combinaciones implacables, permitiendo que llegara un día como este, en el cual voy a desarmarte para siempre!
¡Válame Dios! -dijo a esta sazón el barbero burlado-; ¿que es posible que tanta gente honrada diga que ésta no es bacía, sino yelmo? Cosa parece ésta que puede poner en admiración a toda una Universidad, por discreta que sea. Basta: si es que esta bacía es yelmo, también debe de ser esta albarda jaez de caballo, como este señor ha dicho.
Piense usted que se trata para él de ser ó de no ser, como dice muy bien sir Enrique Irving. Si triunfa, tiene los millones de Julio Harvey, sin contar el gusto de haberse burlado de nosotros. Si fracasa... ¡Ah! amigos míos, entonces será peligroso. El tigre acorralado, seguro de su pérdida, querrá hacer algunas víctimas... ¡Cuidado con él en ese momento!
Palabra del Dia
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