Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 8 de junio de 2025
Ocultaba el biombo la cama de Nucha, de copete dorado y columnas salomónicas, y la cunita de la niña. Inmóvil por espacio de algunos segundos, la señorita recobró de improviso la acción. Se inclinó hacia el barreño y arrancó de golpe a su hija de brazos de Perucho.
Entre los pies desnudos que formaban un ángulo, subía y bajaba la barra de acero abriendo el orificio. La más leve desviación, podía herirles, destrozarles un pie, con aquel hierro movido por hercúlea fuerza. Pero no había que temer: sus brazos mostraban la regularidad de una máquina. Cada uno de los contendientes iba escoltado por una pareja de amigos.
Casi se puso de rodillas, implorando su perdón; cerraba los puños como si fuera á golpearse, castigando su atrevimiento. Pero ella no le dejó seguir... «¡No, no!...» Y mientras gemía esta protesta, sus brazos se cerraron formando un anillo en torno del cuello de Ulises. Su cabeza se inclinó hacia él, buscando el abrigo de su hombro.
Al descansar ella las manos sobre sus hombros, había acabado por juntarlas, y poco á poco el joven se sintió aprisionado por unos brazos adorables. Algo se reanimó en su pensamiento, como una llama moribunda que resucita.
Aquello era más poderoso que mi energía, y la fatalidad, en quien creo desde entonces, me arrojó en sus brazos. Apenas tuve tiempo de sentir el abrazo que respondió a mi impulso.
Y teniéndolo en alto con sus brazos poderosos, lo besuqueaba, lo apretaba contra la pechuga ingente, mientras el niño se defendía de esta avalancha de caricias y palabras ininteligibles pata él, gritando: «Mama... mama» y golpeando con los pies el abdomen que le servía de ménsula. El marido, inmóvil en su asiento, miraba a Maltrana como implorando disculpa por estas ruidosas expansiones.
Y siempre, siempre, poco decía Haussonville, levantando los brazos al cielo. Iceta era un aventurero. Había estado al principio en la guerra, luego se fué a una república americana, tomó parte en una revolución y después, expulsado de allí por rebelde, volvía al ejército carlista, en donde estaba ya violento y deseando marcharse. Este mote lo debía Asensio a haber sido consumero en su pueblo.
De un salto estuve en los brazos de Francisca y le expliqué en dos palabras mi estudio del natural y mi deseo de no tomar posesión aquella tarde del rincón de las malas cabezas. Francisca me echa una mirada de pesar, lanzando un suspiro hacia nuestro querido biombo, y un gesto hacia la señorita Bonnetable.
Respondióles el santo Padre que viniesen muy enhorabuena que los recibiría á todos con los brazos abiertos.
Pálido, contraído, yerto, con la boca dilatada, los ojos fijos, desencajados, espantosos, los brazos extendidos, crispados los dedos, erizados los cabellos, temblando todo, estaba horrible por el terror que sentía; detrás de aquella perdiz verde veía un cadáver... el cadáver de la reina, y detrás del cadáver de la reina, los dos palos escuetos y rojos de la horca.
Palabra del Dia
Otros Mirando