Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 31 de mayo de 2025
La duquesa salió bizarramente aderezada, y don Quijote, de puro cortés y comedido, tomó la rienda de su palafrén, aunque el duque no quería consentirlo, y, finalmente, llegaron a un bosque que entre dos altísimas montañas estaba, donde, tomados los puestos, paranzas y veredas, y repartida la gente por diferentes puestos, se comenzó la caza con grande estruendo, grita y vocería, de manera que unos a otros no podían oírse, así por el ladrido de los perros como por el son de las bocinas.
Ocupando uno de estos asientos se abarcaba con los ojos toda la llanura. En las paredes había aparatos eléctricos, cuadros de distribución, bocinas acústicas y teléfonos, muchos teléfonos. El comandante apartó y amontonó los papeles, ofreciendo los taburetes con el mismo ademán que si estuviese en un salón. Aquí, señor senador. Desnoyers, compañero humilde, tomó asiento á su lado.
El zapicano ejército venia Con trompas y bocinas resonando; Al sol la polvareda obscurecia, La tierra del tropel est
Los bárbaros á vista se llegaron Con órden y aparato de guerreros, Con trompas, y bocinas y atambores, Hundiendo todo el campo y rededores.
Al puerto y fuerte llegan voceando, Con trompas, y bocinas y atambores; Las centinelas andan rodeando El fuerte, y el poblado y rededores. Tocan arma; en un punto peleando Con esfuerzo vereis los pobladores: Rodrigo Ortiz de Zárate es teniente, Hombre de presumpcion y muy valiente.
Finalmente, las cornetas, los cuernos, las bocinas, los clarines, las trompetas, los tambores, la artillería, los arcabuces, y, sobre todo, el temeroso ruido de los carros, formaban todos juntos un son tan confuso y tan horrendo, que fue menester que don Quijote se valiese de todo su corazón para sufrirle; pero el de Sancho vino a tierra, y dio con él desmayado en las faldas de la duquesa, la cual le recibió en ellas, y a gran priesa mandó que le echasen agua en el rostro.
La verja quedó abierta, y ya no volvió á cerrarse nunca. Terminaba el derecho de propiedad. Se detuvo ante la entrada un automóvil enorme cubierto de polvo y lleno de hombres. Detrás sonaron las bocinas de otros vehículos, que se avisaban al detenerse con seco tirón de frenos.
No importa, guardadlo le contesté . Don Rodrigo lo tomó, y dijo: Lo guardaré como un testimonio de honra mientras viva, y después de muerto, si para entonces tengo hijos, se lo legaré como una reliquia . Todo esto fué dicho con respeto, en estilo cortesano, con dignidad y con un grave acento de lealtad; poco después sonaron bocinas y ladridos de perros, y voces que gritaban: ¡El jabalí! ¡el jabalí!
Pero que estos, lejos de sentir aquel accidente, impuestos de la novedad por un indio desertor, habian hecho iguales demostraciones de júbilo, con sus cajas, bocinas y repetidas algazaras, voceando á los sitiados, que el ejército del Rey que acababa de llegar, y venia mandado por el Visitador General de estos reinos, D. José Antonio Areche, iba en su favor á castigarlos, por los muchos indios que habian muerto, y que luego verificarian que José Gabriel Tupac-Amaru habia procedido en virtud de órden de S.M., cuyas espresiones eran solo el efecto de la sagaz política con que el caudillo Tupac-Catari y sus capitanes los tenian seducidos y engañados.
Ataide exclama, cuidadoso, mas sereno: ¡el leon en montería, el feroz divertimiento que da á su doliente Leila Aben Jucef el soberbio! ¿Mas por qué de las bocinas no se percibe el acento, ni los ardientes lelíes de los ágiles monteros, ni acorralando á la fiera el ladrido de los perros? ¿Por qué esos rugidos suenan solitarios y siniestros, y la vega los repite cual los repite el Desierto cuando su rey vaga errante de hambre y sed calenturiento.
Palabra del Dia
Otros Mirando