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La Reina Doña Leonor, muy bizarra y lujosamente vestida y tocada, cabalgaba a la derecha del Rey. Les seguían y lo circundaban las principales damas de la corte y muchos egregios personajes del reino, ilustres por su nacimiento o por armas y letras. El hermano Tiburcio, convertido en escudero o doncel, era un prodigio para enterarse de todo a escape.

Muy léjos están ellos de tener esa estructura herculánea, esa bizarra corpulencia de los otros indígenas; y si bien sus espaldas son bastante anchas, el resto de su cuerpo, flaco y endeble, parece estar revelando la falta de fuerzas.

Si fuera Martín quien eso dijera, Estuviera disculpado; 1160 Pero ¡un caballero, un hombre Como vos!... No es elección Amor; diferentes son Los efetos de su nombre. Es desde el cabello al pie 1165 Tan bizarra y aliñosa, Que no es tan limpia la rosa, Por más que al alba lo esté. Tiene un grave señorío En medio desta humildad, 1170 Que aumenta su honestidad Y no deshace su brío.

Es preciso dirijirse á la iglesia de Santa María de la Gracia, cubierta como está su bizarra arquitectura, con el color histórico del tiempo, y una vez en la iglesia y aun sin ir á Santa María es necesario ver á todo precio el famoso cuadro de Leonardo de Vinci, que representa la cena de Jesucristo con los Apóstoles: este magnífico cuadro que los frailes mutilaron bárbaramente, y los profanos al arte restauraron de un modo torpe, se encuentra en una habitacion del claustro de Santa María, que hoy sirve de cuartel: está pintado en la pared, y es una inspiracion sublime del célebre Vinci.

Ante su mostrador desfilaban la bizarra labradora y la modesta señorita, atraída por la abundancia de géneros de aquel comercio a la pata la llana que odiaba los reclamos, ostentando satisfecho su título de Casa fundada en 1832, y cifraba su orgullo en afirmar que todos los géneros eran del país, sin mezcla de tejidos ingleses o franceses.

Traía de la mano a una doncella, al parecer de hasta diez y seis años, vestida de camino, tan bizarra, tan hermosa y tan gallarda que a todos puso en admiración su vista; de suerte que, a no haber visto a Dorotea y a Luscinda y Zoraida, que en la venta estaban, creyeran que otra tal hermosura como la desta doncella difícilmente pudiera hallarse.

Preguntado el director qué comedias trae consigo, contesta así: «................ famosas De las plumas milagrosas De España; si escuchar quieres Los títulos, estos son: La bizarra Arsinda, que es Del ingenioso Cervantes; Los dos confusos amantes, El conde Partinuples, La española, de Cepeda, Un ingenio sevillano; El secreto, El cortesano, La melancólica Alfreda, Leandro, La renegada De Valladolid

A su encuentro salieron, más de una legua, las Marquesas de Mirabel y de las Navas, y la Condesa de Santisteban. «Ella muy bizarra, despechugada y desenfadada, entró mirando a los que caminaban delante y a los lados, a los coches que estaban parados y atestados desde el arroyo de Bernigal». Traía dos criados franceses, uno de los cuales dormía en el aposento de su ama; y «dio madama prendas de la grandeza de su animo no queriendo recibir ocho mil ducados que le presentaban de parte de S. M. ». La dicha duquesa añade el escrito de donde tomamos estos datos en todo se porta con mucha modestia, y Diego Velázquez la esta ahora retratando con el aire y traje francés ». Palomino, dice que retrató por aquel tiempo con «superior acierto, a una dama de singular perfección ». Nadie ha logrado averiguar si este retrato y el anterior son uno mismo, ni caso de que sean dos dónde han ido a parar.

En cuanto se abrochó el alzacuello, el Magistral volvió a ser la imagen de la mansedumbre cristiana, fuerte, pero espiritual, humilde: seguía siendo esbelto, pero no formidable. Se parecía un poco a su querida torre de la catedral, también robusta, también proporcionada, esbelta y bizarra, mística; pero de piedra.

Callaron todos, y dijo en alta voz, con acción bizarra y airoso ademán, desta suerte : SONETO Aquel que, más allá de hombre, vestido De sus propios augustos esplendores, Al sol por virrey tiene, y en mayores Climas su nombre estrecha esclarecido, Aquel que, sobre un céfiro nacido, Entre los ciudadanos moradores Del Betis, a quien más que pació flores Plumas para ser pájaro ha bebido,