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Actualizado: 18 de julio de 2025


La necesidad de asistir y cuidar á esas criaturas sin vida, como bienaventuradas, y la humildad de carácter que el coto y el idiotismo han inspirado á los pacíficos habitantes del Valais, han alimentado allí las ideas piadosas, las costumbres benévolas, las tradiciones llenas de poesía religiosa, la sencillez en los gustos, la modestia en todas las aspiraciones, y cierta tendencia al ascetismo y la beatitud contemplativa, que dan á las poblaciones una fisonomía particular.

En cambio, le declaraba de continuo que le amaba más de amistad que á ningún otro ser humano; y cuando le declaraba esto, se le veía al chico hasta la última muela, sentía una beatitud soberana, y daba por bien empleados sus, para otras cosas, inútiles y perennes suspiros. Y no se crea que Tomasuelo era canijo, ruín y tonto.

Devoto, de un espíritu flexible y conciliador, el barbero exhalaba beatitud por todos sus poros; siempre iba cuidadosamente vestido de negro; sus cabellos grises y lisos se reunían detrás de sus orejas, y dos anchos surcos rojos, reemplazando a las cejas, se dibujaban encima de dos ojitos pardos, de una movilidad extraordinaria; pero lo que más llamaba en él la atención eran sus manos, cuya piel blanca y fresca y las uñas rosadas hubieran hecho honor a un canónigo de Toledo.

Aproximó mi mano a sus labios, y preciso es que la naturaleza humana tenga un gran fondo de perversidad, porque este homenaje me causó un placer tan nuevo, tan intenso y tan perfecto, que tuve la idea impropia de... ¡Dios mío, lo diré! Después de la partida del señor de Couprat viví varios días en una especie de beatitud que me sería difícil describir.

¿Qué es lo que opinas de mi plan, Belarmino? Bien, muy bien elevando los ojos, con beatitud. A éste, todo lo que sea ahorrarse trabajo y molestias le sabe a gloria.

Pues pasa que la mula de Su Santidad... ¡Dios mío! ¿Qué será de ?... Pues pasa que la mula de Su Santidad... ¡se ha encaramado al campanario!... Pero, ¿ella sola? , señor, excelso Padre Santo, ella sola... ¡Mire, mire, allá arriba!... ¿Ve Su Beatitud la punta de las orejas asomando?... Parecen dos golondrinas...

La soledad era su mejor elemento, porque ella le infundia ese recogimiento supremo que les diera su carácter de beatitud casi inimitable á todas las creaciones del gran artista sevillano. A este propósito es digna de mencion una obra superior de Herrera el viejo, que se ve en el primor salon.

Sentían en sus cuerpos la presión de brazos varoniles y sonreían con cierta beatitud, como absolviéndose anticipadamente de todos los contactos que pudieran sufrir en el dulce abandono del bienestar.

La voluntad va derecha a la beatitud, donde sólo puede aquietarse, como la piedra, desprendida de lo alto de la torre, cae sin detenerse hasta dar en el suelo; como la bala, disparada por certero tirador, vuela a clavarse en el blanco. Lo importante, lo libre, lo meritorio está en poner bien la mira, en buscar el supremo bien donde en realidad reside.

Palabra del Dia

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