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Actualizado: 18 de julio de 2025


Aguanté las burlas del viejo, bebí el café que su mujer me hacía, y escuché con beatitud las lindas arias que Yolanda me cantaba; aunque la música... en general... Cuanto más iba a Krakowitz, tanto más incómodo me sentía; pero era como si me arrastraran allá mil brazos, y no podía resistirme de ningún modo.

Dimmesdale que veía al buen padre Wilson rodeado de un halo ó corona radiante como la de los santos varones de otros tiempos, lo que le daba un aspecto de gloriosa beatitud en medio de esta noche sombría del pecado. Dimmesdale se sonrió, mejor dicho, se echó á reir ante tales ideas sugeridas por la luz de la linterna, y se preguntó si se había vuelto loco. Cuando el Reverendo Sr.

Eso es lo principal, querido repuso la señá Rafaela adoptando repentinamente una actitud de mística beatitud. Los bienes terrenales ¿qué son comparados con los del cielo? Hay que sembrar aquí para recoger allá. Los sentimientos religiosos ante todo. Pero voy a decirle una cosa: las muchachas ricas son tan buenas como las pobres... y además son ricas.

La cara de beatitud que puso Villa al escuchar esta afirmación en mi boca, por poco me hace soltar la carcajada.

Las montañas parecían soñar misteriosamente, como seres sublimes, en el plateado silencio; y todas las cosas de la naturaleza exhalaban deliciosa respiración de beatitud, de sosiego, de frescura. La fantasía clara y augusta de la noche prodújole al mancebo una emoción peculiar que se repetía en su ánimo desde la infancia y que vino a distraer su ardimiento.

No tardó en representársele que aquél era un goce de los sentidos, y haciendo un gesto de desdén, fue a sentarse en el ángulo más oscuro de la estancia. Sólo renunciando a los placeres, sólo buscando el sufrimiento y señoreando sus sentidos había llegado a aquel estado de beatitud, de sublime indiferencia.

¡, al sentir el fuego que recorre mis venas, he comprendido que para no había otro bien en la tierra que en esta otra mitad de mismo, de la que la injusta suerte me ha separado! ¿Y quién me devolverá esos días de delicia y de gloria? ¿Quién será capaz de hacerme revivir ese pasado que ha devorado mi porvenir? ¡Aquel tiempo ¡ay! en que mi corazón estaba inundado de afectos tan dichosos! ¡en que todas mis facultades gozaban de una actividad tan poderosa, en que su sola proximidad, el rumor de su voz o el más ligero contacto me producían tal estremecimiento que me parecía que la vida iba a abandonarme o que mi alma se precipitaba en mis nervios! ¡Entonces lamentaba no poseer bastantes fuerzas para soportar mi felicidad, o bastante amor para sucumbir a él! ¿Por qué no debía de haber sucumbido de aquel modo, exhalar mi último suspiro en aquel estado de beatitud? ¿Por qué no me atreví a ceñirla entre mis brazos, a arrebatarla como una presa, a arrastrarla fuera de la vida de los hombres y a proclamarla mi esposa ante el cielo?

Gertrudis abre los brazos, una sonrisa de dulce beatitud pasa por su rostro, y se mueve su cabeza como diciendo: «¡Dios mío! ¿qué más puede sucederEntonces la molinera siente de pronto una pasión misteriosa por el color verde, se oye resonar el coro en la floresta, aparece el fiero cazador. Gertrudis experimenta inquietud. ¿Qué viene a hacer ese aquí? murmura dando con el puño en la viga.

Un año fué la Guía con ocho registros, y el pasmo de los lugareños, participado por carta á mi amigo, le dió un contento que casi rayaba en beatitud ó bienaventuranza. No es menor el gusto que se tiene en contar lances y sucesos y en describir prodigios. De aquí sin duda el refrán: de luengas vías, luengas mentiras.

Fijó entonces sus pupilas, con profunda atención, en el descarnado rostro, y al reparar en la beatitud inefable que bañaba los párpados, comprendió que aquellos ojos hablan contemplado, antes de extinguirse, alguna visión deslumbradora del Paraíso. Dejole caer una flor sobre el pecho, y otra, y otra después...

Palabra del Dia

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