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Actualizado: 23 de junio de 2025


Mi Inés, viendo su idiotismo, Dijo risueña al momento: Haz también entendimiento, Que te costará lo mismo. Jacobo y Villamelón se miraron entre , miraron después a Diógenes, y tornado a mirarse ambos, echáronse a reír, diciendo al cabo Fernandito: ¡Qué cosas tiene!... No hay más remedio que dejarlo o matarlo. ¿Sabes, Benito?...

La necesidad de asistir y cuidar á esas criaturas sin vida, como bienaventuradas, y la humildad de carácter que el coto y el idiotismo han inspirado á los pacíficos habitantes del Valais, han alimentado allí las ideas piadosas, las costumbres benévolas, las tradiciones llenas de poesía religiosa, la sencillez en los gustos, la modestia en todas las aspiraciones, y cierta tendencia al ascetismo y la beatitud contemplativa, que dan á las poblaciones una fisonomía particular.

La acción de embriagarse la denominaba de mil maneras distintas, y entre éstas la más común era ponerse la casaca, idiotismo cuyo sentido no hallarán mis lectores, si no les explico que, habiéndole merecido los marinos ingleses el dictado de casacones, sin duda a causa de su uniforme, al decir ponerse la casaca por emborracharse, quería significar Marcial una acción común y corriente entre sus enemigos.

Los ruidos fuertes sacudían asimismo su inercia, y corrían entonces, mordiéndose la lengua y mugiendo, alrededor del patio. Pero casi siempre estaban apagados en un sombrío letargo de idiotismo, y pasaban todo el día sentados en su banco, con las piernas colgantes y quietas, empapando de glutinosa saliva el pantalón. El mayor tenía doce años y el menor, nueve.

Su falta de carácter y de ambición rayaban en el idiotismo. Encerrado en las cuadras desde su infancia, ignorante de toda travesura, de toda contrariedad, de todo placer, de toda pena, aquel joven, que ya había nacido dispuesto a ser máquina, se convirtió poco a poco en la herramienta más grosera.

Porque el duque de Requena se desmoronaba a ojos vistas. Después del período de exaltación y violencia en que parecía un loco furioso, vino el aplanamiento de los nervios. Poco a poco se acercaba al completo idiotismo. Perdió la vivacidad del espíritu y hasta la facultad de comprender los negocios. Quedaron en manos de Llera.

Aquí entra, en mi sentir, la inexplicable tontería, el idiotismo perverso del Fausto de Göethe, sobre todo en lo más humano y menos simbólico, en la primera parte, en sus amores con Margarita. No digo yo un caballero particular cualquiera, que no haya estudiado libro alguno y que se caiga de tonto, sino el propio Pedro Urdemalas no lo hace peor que Fausto lo hizo.

¡Hijo, mi hijo querido! sollozaba ésta, sobre aquella espantosa ruina de su primogénito. El padre, desolado, acompañó al médico afuera. A usted se le puede decir; creo que es un caso perdido. Podrá mejorar, educarse en todo lo que permita su idiotismo, pero no más allá. ¡!... ¡!... asentía Mazzini. Pero dígame: ¿Usted cree que es herencia, que...?

Las viñas ó la produccion de vinos, suaves en lo general, constituyen la base de la agricultura vallesina, y en segundo lugar los cereales, las legumbres y frutas, algunos granos y las modestas crias de ganado vacuno. El canton de los Valles es, por desgracia, el país clásico del coto y el idiotismo, enfermedades horribles, sobre todo la segunda, que tienen allí los mas aflictivos caracteres.

Y ¿qué razon hay para llamar señor á quien nada útil hace, que para nada sirve, que á nada bueno aspira; que pone un brazo sobre otro brazo, y contempla así la obra universal, que así paga la deuda inmensa que contrajo desde que abrió los ojos á la luz, desde que recibió la caridad de tantos séres? ¿Qué razon hay para llamar virtud á una nulidad, para llamar sabiduría á un idiotismo?

Palabra del Dia

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