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El falso profeta celebró con aquella secta un famoso tratado, que bajo el título de Testamentum Mahometi dió á luz en árabe y latin en París Gabriel Sionita el año de 1630, y cuya sustancia se contiene tambien en tres escritores sirios, Bar Hebræus, Maris y Amrus, que incluye Assemani en el tomo IV, pág. 59 de su Biblioteca oriental.

A la misma hora en que tantos miles de seres morían en masa, borrándose pueblos enteros de la superficie del planeta, él vivía sometido á una mujer, y encontraba muy dulce esta servidumbre... Una tarde, en el bar de los salones privados, Alicia le habló con resolución. Necesitaba hacer el gran juego. Ya estaba harta de «trabajar» con pequeñas cantidades, consiguiendo ganancias modestas.

A la tercer cuenta. ¡Alláhou aki bar! ¡Dios mui grande! Y de este modo se pasan las noventa y nueve cuentas ó granos del rosario musulman. Nota 3.ª Masdeu, Tomo 15. España Arabe. Catálogo chronológico XIII. De los reyes de Zaragoza segun la chronología establecida en la ilustracion V.

Allí estaba Atilio, que la seguía á todas partes, acogiendo con sonriente adoración las agresividades de su mal humor. Castro, márchese; no permanezca detrás de . Ya sabe que me trae mala suerte. Váyase á otro sitio. Y el príncipe vió cómo su amigo, con un gesto de enfado, se separaba de la viuda, dirigiéndose al bar. Quiso seguirle.

Pero el príncipe interrumpió sus palabras con otro gesto de indiferencia, y Atilio se alejó, disimulando su emoción. Inmediatamente hizo su entrada don Marcos en el bar, como si hubiese estado aguardando al otro lado de la puerta la salida de Castro. Nunca le pareció al príncipe tan activo é inteligente su «chambelán». Todo está arreglado, marqués.

El sol extendía ya por el firmamento sus dorados rayos; elevose dulcemente, y con inefable amor pintó de rosadas tintas los lejanos picachos. Y el albor de Navidad acarició tan tiernamente a Bar Sansón, que la montaña entera, como sorprendida en una acción generosa, se sonrojó hasta las nubes. Agitábase en conmoción Campo Rodrigo.

Así iba yo en mi cab al salir del club de Picadilly... sólo que mi cab corría como una exhalación y estos carruajes andan poco y parece que se deshacen sobre los adoquines. ¡Y cómo se me refrescan las memorias...! Parece que estoy mirando a aquella prójima que se me apareció una noche en Haymarket, al salir de aquel Bar... ¡No me ha ocurrido otra...! ¡Y cómo se parecía a esta tonta de Aurora Fenelón!

Le fué imposible reconocerlos, y á pesar de ello, tuvo la certeza de que eran los enemigos vistos en el bar. Su buque estaba lejos, junto al muelle más desierto á aquellas horas. «Has hecho una tontería», se dijo mentalmente. Empezó á arrepentirse de su audacia; pero ya era tarde para volver atrás.

Acababa de dejar a unos compañeros de diversión, así es que, de momento, no observó la gravedad del grupo, pero golpeó amistosamente por la espalda al hombre más próximo, y se echó en una silla que vio libre. ¡Acabo de oír la cosa mejor del mundo, muchachos! ¿Conocen ustedes a Melín? ¿El de allá abajo, Joaquín Melín, el hombre más divertido de Bar?

Que me guste desesperadamente, muy bien. Pero que vaya yo a exigir el pago de un pagaré de amor firmado sobre una carpeta de meningitis, ¡diablo! eso no. Nueve de la mañana. No es hora sobremanera decente de acostarse, pero así es. Del baile de lo de Rodríguez Peña, a Palermo. Luego al bar. Todo perfectamente solo. Y ahora a la cama.