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Pero, dejando esto del gobierno en las manos de Dios, que me eche a las partes donde más de se sirva, digo, señor bachiller Sansón Carrasco, que infinitamente me ha dado gusto que el autor de la historia haya hablado de de manera que no enfadan las cosas que de se cuentan; que a fe de buen escudero que si hubiera dicho de cosas que no fueran muy de cristiano viejo, como soy, que nos habían de oír los sordos.

-Callad, Sancho -dijo don Quijote-, y no interrumpáis al señor bachiller, a quien suplico pase adelante en decirme lo que se dice de en la referida historia. -Y de -dijo Sancho-, que también dicen que soy yo uno de los principales presonajes della. -Personajes que no presonajes, Sancho amigo -dijo Sansón.

-Pues yo voy por él -respondió Sancho. Y, dejando a su señor, se fue a buscar al bachiller, con el cual volvió de allí a poco espacio, y entre los tres pasaron un graciosísimo coloquio. Capítulo III. Del ridículo razonamiento que pasó entre don Quijote, Sancho Panza y el bachiller Sansón Carrasco

¿Y quién le mató? -preguntó don Quijote. -Dios, por medio de unas calenturas pestilentes que le dieron -respondió el bachiller.

En estas imaginaciones iba todo ocupado, cuando Sancho le dijo: ¿No es bueno, señor, que aun todavía traigo entre los ojos las desaforadas narices, y mayores de marca, de mi compadre Tomé Cecial? -Y ¿crees , Sancho, por ventura, que el Caballero de los Espejos era el bachiller Carrasco; y su escudero, Tomé Cecial, tu compadre?

El primer conjuro deste día memorable entre todos los de mi vida fué decirme: "Ea, Gavilán amigo, salta por la pompa y aparato de doña Pimpinela de Plafagonia. ¿No te cuadra el conjuro, hijo Gavilán? Pues salta por el bachiller Pasillas, que se firma licenciado sin tener grado alguno. ¡Oh, perezoso estás! ¿Por qué no saltas?

Según Palomino estudió anatomía en Durero y Vesalio, expresión en Juan Bautista Porta, perspectiva en Daniel Barbaro, aritmética en el bachiller Juan Pérez de Moya, geometría en Euclides, rudimentos de arquitectura que aprendían todos los pintores de su tiempo, en Vitrubio y Viñola, y finalmente elegancia, poesía y buen gusto, en la culta sociedad de aquellos ilustres varones que frecuentaban la casa de su suegro.

Decía: «Aun más de lo que os amo os amara si, en llegando a Salamanca, me escogieseis vos mesmo, en la tienda que llaman del Zamorano, una gallarda vihuela de lindo sonar. Quisiera viniese, luego luego, por medio de algún viajante, pues tengo harta necesidad. Dícenme que el cura de San Juan debe volver esta semana. »Dichoso viaje, mi señor bachiller. Beatriz.

A Esteco se partió con gran enojo, Que á su partir la fuerza le obligaba; El Bachiller García diera un ojo En trueco, por no ver lo que pasaba. La barba, como dicen, en remojo Echó, por ver la de otro se quemaba; Con el Dean se , porque temía Que lo propio será de él otro dia.

D. Francisco de Paula Gimenez y Muñoz, nació en 8 de Abril de 1807 en Bliecos, pueblecillo de la provincia de Soria, diócesis de Osma: estudió en el Seminario Conciliar del Burgo de Osma, recibió el grado de Bachiller en Teología en la Universidad de Zaragoza y los de Licenciado y Doctor en la misma facultad en la de Valladolid; hizo oposiciones a la Lectoral de Osma, y a las Penitenciarías de Sigüenza, Avila y Segovia: obtuvo por oposición la Magistral de Salamanca, de cuyo Seminario fue Catedrático: presentado para la Silla de Teruel en 25 de Setiembre de 1861, preconizado en Roma en 23 de Diciembre del mismo año, y consagrado en Salamanca en 27 de Abril de 1862, entró en Teruel el día 3 de Junio de 1862.