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Actualizado: 26 de mayo de 2025
Con la lluvia pertinaz, machacona, volvieron antiguas aprensiones repentinas, protestas de la voluntad, y aquellos cardos que le pinchaban el alma. ¡Y ahora no tenía al Magistral para ayudarla!
Pero su voluntad dominaba en los primeros momentos á la fortuna, y... ¡retirándose á tiempo, antes de que ella se rehiciese, con una maldad de hembra brava!... El príncipe acabó por dormirse pensando en Alicia. ¡La pobre!... No sabe; Lewis tiene razón; no sabe... ¡Qué va á saber una mujer hermosa que sólo ha pensado en ella!... Debo ayudarla. Yo soy un hombre. Tal vez mañana... mañana...
Sucedió además una cosa que aumentó la dificultad de la barredura: la cocinera enviada de Santiago empezó a malhumorarse, quejándose de que no entendía la cocina, de que la leña no ardía bien, del humo, de todo; Sabel, muy servicial, acudió a ayudarla; y a los pocos días la cocinera, cansada de aldea, se despidió con malos modos, y Sabel quedó en su sitio, sin que mediasen más fórmulas para el reemplazo que asir el mango de la sartén cuando la otra lo soltó.
¿Con que lo que únicamente había hecho por ella había sido darla la mano, ayudarla a salir de la precaria situación en que se encontraba? ¿Con que sólo me debía agradecimiento? ¿Con que el mayor trabajo de la obra de su transformación había sido suyo? El dinero es la piedra de toque del corazón humano. Amparo había arrancado de en medio de entre nosotros dos el dinero.
El piafar de los caballos y el ruido de las ruedas, me advirtieron á los pocos momentos que llegaba la diva. El portero se adelantó para ayudarla á bajar, se abrió la portezuela, y Jenny, cubierta de pieles, descendió ligera, enseñando una pierna admirable.
Fue un día que llovía... en el ómnibus... Estuvo enferma un mes; pero el médico dijo en seguida que no podía hacerse nada porque estaba cansada de haber trabajado demasiado. ¿En qué trabajaba tu madre? Era costurera para las tiendas. Cosía todo el día, y hasta por la noche. Yo quería trabajar para ayudarla, pero ella no quería. Decía siempre: Tienes que ir a la escuela para aprender. ¿Y tu padre?
Un pintor la hubiera preferido quizá en uno de esos momentos en que ella no tenía conciencia de sí misma; pero sin duda que esas mejillas habían alcanzado su más alto grado de contraste con la tela marrón de que iba revestida, cuando llegó a la puerta de la Casa Roja y vio a Godfrey Cass dispuesto para ayudarla a bajar del caballo.
A veces quería Fermín ayudarla, intervenir con sus puños en las escenas trágicas de la taberna, pero su madre se lo prohibía: Tú a estudiar, tú vas a ser cura y no debes ver sangre. Si te ven entre estos ladrones, creerán que eres uno de ellos.
Si ese hombre no hubiera venido á Madrid, no hubiera conocido á doña Clara Soldevilla, y no hubiera podido ayudarla, cuando esa mujer servía á la reina con su vida, con su honra; no hubiera encontrado á Quevedo, y sin Quevedo, no hubiera herido á tu buen secretario don Rodrigo Calderón; si no hubiera herido á don Rodrigo, si no le hubiera arrebatado las cartas que tenía de la reina...
¿Qué os dice? interrumpió la viuda, que escuchaba palpitante las palabras que recogía de los labios del culpable. Le resistí, me negué; pero ella me rogó, me suplicó, regó mis manos con sus lágrimas, y tanto hizo que hubiera ablandado el corazón más insensible. Después me amenazaba con su venganza e iba a echarme a la calle. Si, por el contrario, consentía en ayudarla, prometía enriquecerme.
Palabra del Dia
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