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Actualizado: 11 de mayo de 2025


Muchísimas veces me ha dolido ver escritores de gran talento ejercitarlo en asuntos ingratos, y he deplorado que les hubiese faltado el valor de Shakspeare y Molière para «tomar su bien donde lo hallaren». Este miserable temor de tratar asuntos ya tratados no lo conocieron los antiguos.

Pidió también á su camarada que retirase el recibo escrito en un pedazo de periódico que había dejado en la tumba ó que fuese en busca del encargado de recoger las limosnas para pedirle el tal documento. Los asuntos de dinero deben llevarse con limpieza, sobre todo si hay muertos de por medio.

La curiosidad aumenta cuanto mayor es la fidelidad y confianza que se tiene en un sirviente, hasta que este servidor, fiel y reservado generalmente, sabe tanto y conoce tan bien los asuntos de su amo o ama como ellos mismos.

Finalmente, en la delantera y junto al conductor, un hombre, o por decir mejor, un gorro, un enorme gorro de piel de conejo, quien no decía nada de particular y miraba el camino con aspecto de tristeza. Todos aquellos viajeros se conocían unos a otros, y hablaban de sus asuntos en voz alta, con mucha libertad.

Obró, pues, con mucho acierto no deteniéndose en señalar los asuntos de cada composición particular, sino que se consagró de preferencia á la historia externa, para difundir de este modo nueva luz en la literatura. Pero ¡cuán diversa no era, por el contrario, la situación de Hammer!

No es extraño que Goethe se apoderase de él en su primera juventud, y no le dejase durante más de 50 años, hasta cumplir 82. ¿Cuánto no escribió Goethe en este medio siglo largo? ¿Qué asuntos no trató? ¿Qué género de literatura no cultivó con éxito?

Después de haberle hecho algunas preguntas triviales sobre la salud de su padre, Huberto opinó con desenvoltura que debía ser un malestar pasajero del que no había por qué inquietarse demasiado; en seguida, con aire indiferente pasó a otros asuntos. ¡Ah! exclamó de pronto, he tomado para esta noche un palco en el Teatro Francés. Hoy es ese estreno que usted deseaba ver.

Poseía realmente las dotes que distinguen á un verdadero hombre de negocios: era vivo, muy listo, y de clara inteligencia; de una rápida mirada veía donde estaba la dificultad en los asuntos más embrollados, y tenía el don especial de hacerla desaparecer como por encanto.

Ya fuera de la iglesia, salió D. Fadrique al campo; D. Carlos fué en pos de él; y cuando se hallaron en sitio solitario, donde nadie podía oirlos ni interrumpir la conversación, D. Fadrique se explicó en estos términos: Vuelvo á pedir á V. perdón de mi atrevimiento en obligarle á abandonar la iglesia, y más aún en mezclarme en asuntos de V. sin título bastante para ello.

Eso sería horrible; cometería usted un crimen. Mi tío llega ya al término de su vida, mientras que usted está aún al principio de la suya. Pocos conocimientos tengo yo en estos asuntos, pero creo que entre la suerte de ambos y entre los deberes respectivos de uno y otro, media una enorme distancia. Ya que usted no ha de amar, pero aun puede ser amado y ¡debe ser tan grato el verse amado!

Palabra del Dia

bagani

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