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Actualizado: 10 de junio de 2025


¡Ahí lo tenéis arrepentido como un fraile, por lo mucho que hizo sufrir a la señora ama! ¿Y dejárase morir de hambre? Antes rabiará. ¡Ni que fuera can! ¡Tengo dolidas las manos! ¿Desgrana bien ese carozo, Rebola? Hace él solo la labor. Yo no atopo uno bueno.

Estas palabras se referían al proyecto que tenía la marquesa de abandonar a Madrid para irse a vivir con su hijo a sus posesiones de Extremadura. El citado marqués del Lago podía dar testimonio de ello si fuese interrogado. Tristán ya estaba arrepentido de su violencia. Aunque la carta no disipase enteramente sus dudas, le hizo pensar que pudiera haber incurrido en un error.

Guardó silencio por un momento, trató de decir cualquier cosa, y luego, arrepentido y más vacilante que nunca, se acercó al juez y le tendió la mano. ¡Si usted supiera, señor le dijo con voz insegura y sumisa, qué tumulto de sentimientos agita mi corazón, cuánto miedo tengo de hablar, cuánto necesito confiarme a su indulgencia, a su discreción, para decirle lo que tengo que decirle!

No quería decir con esto que estuviese arrepentido de la nobilísima carrera a que le había inclinado su constelación, no, mil veces.

Ser dueño de la voluntad de aquella mujer y corresponder a su afecto con infidelidades era un pecado imperdonable a los ojos del pobre Melchor, que amaba a Manolita en silencio, siempre en perpetua batalla interna, tan pronto dispuesto a declarar su pasión como arrepentido de su audacia.

Lo demás es un paso. Ya en Vigo, Rodiño parecía un poco arrepentido de su proyecto. Va a ser una lata exclamaba eso de atravesar ahora la frontera de Rusia. Al salir de Madrid yo estaba mucho más animado. Cosas de la edad. Entonces era usted bastante más joven. ¿Por qué marchará tan despacio el tren de Madrid a Galicia? Algunos hablan de falta de carbón; pero esto es inexacto.

Y fué el fin de esta historia, que en Septiembre del año 1640 fué condenado el padre maestro á reclusión perpetua en el convento, donde se dice que murió muchos años después, contrito y muy arrepentido de su fechoría.

Fue su única alusión a la escena de aquella noche. Después, como arrepentido de dar tan en absoluto esto certificado de valor, añadió modestamente: Yo, y el Chivo, somos los tres hombres más hombres de Jerez. ¡Cualquiera se nos pone delante!... Rafael escuchábale impasible, con el gesto respetuoso de un buen servidor.

Lo dijo aproximándose á ella hasta lanzarle su aliento á la cara, brillándole los ojos como si por ellos se le saliera toda la verdad; y después de esto, arrepentido otra vez, miedoso, aterrado por sus palabras, echó á correr como un niño. ¡Tonet la quería!... Hacía dos días que la muchacha esperaba estas palabras, y sin embargo le causaron el efecto de una revelación inesperada.

El que bostezaba, se santiguaba sobre la boca abierta de par en par, a fin de impedir que Satanás se le entrase por ella aprovechando la conyuntura, y a la persona resfriada que estornudaba, se le decía con el mismo objeto: "Jesús lo ayude". Un notario, que era especialista en escrituras falsas para despojar a viudas, huérfanos y tilingos, y abanderado de todas las cofradías, que hacía punta en las procesiones y andaba permanentemente acorazado con escapularios benditos, llevaba sus precauciones contra el diablo en la mesa, hasta trazar una cruz preventiva sobre cada bocado que se llevaba al buche; y al finalizar sus picardías, defraudando al diablo y al infierno, se fue "derechito al cielo", arrepentido y contrito y "confortado con los auxilios de la santa religión", como rezaban los avisos fúnebres.

Palabra del Dia

rigoleto

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