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Actualizado: 27 de junio de 2025


Provenía de una cuchillada que el pirata le había dado en un arrebato de celos. Y como hay que juzgar siempre la fuerza del amor por la violencia de los celos, se comprende que Melia debía pasar unos días de ensueño al lado de su dulce dueño. Bajaron los dos juntos. Al entrar en la cámara, Kernok se arrojó sobre un sillón y ocultó la cabeza entre las manos, como para escapar a una visión funesta.

Púsose el lego furioso, y en su arrebato cogió la garrafa y la arrojó a la acequia diciendo: ¡A nadar, peces! Y he aquí, por si ustedes lo ignoran, el origen de esta frase. Y luego el padre Carapulcra, tomándose la cabeza entre las manos, se dejó caer en un sillón de vaqueta murmurando: ¡Ah pícaro! Con cuatro simples me dijo que se ponía una botica... ¡Embustero!

Suelta el cetro de caña con que riges el engañoso mundo que posees, y sombras vanas con afan diriges. Deja caer la máscara arrogante con que encubres tu bajo pensamiento de bien y de grandeza vergonzante. Hipócrita insensato, que de soberbia en insondable abismo, en tu loco arrebato te mientes la grandeza áun á mismo.

Dimmesdale ha cometido antes de ahora una falta, en un momento de ardiente arrebato. No fué difícil restablecer la intimidad de los dos compañeros, en el mismo estado y condición que antes.

Hasta el encargado del horno dejó quemarse una fila de panes para ayudar a contenerle, y nadie pensaba sujetar al agresor, convencidos todos de que el infeliz no había de pasar de su primer arrebato. Apareció el dueño del horno. ¡Qué oído el de aquel tío! Le habían despertado los gritos y el pataleo, y allí estaba, casi en paños menores.

Su fama de perfecta ama de cura corrió por toda la provincia; el párroco de la Virgen tenía la imprudencia de alabar su talento culinario, su despacho, su integridad, su pulcritud, su piedad y demás cualidades delante de otros clérigos, a la mesa, después de comer bien y beber mejor. Cundió la fama de Paula, y un canónigo de Astorga se la arrebató al cura de la Virgen.

Después, haciendo una mueca de fingido desdén, se lo alargó otra vez diciendo: Toma, toma, embustero. Pero antes de llegar a manos de Gonzalo, Cecilia extendió la suya y se lo arrebató riendo. ¿Qué papelitos son ésos? Venturita, como si la hubieran pinchado, brincó en el asiento y sujetó fuertemente la muñeca de su hermana.

Aquello se contempla, se admira con supremo arrebato y luego con profundo embeleso; pero no se describe.... Yo sentía que mi corazón palpitaba sobre una eminencia de los Andes, en presencia de una pampa-océano.... Bajo el punto de vista artístico y el intelectual, Málaga es una ciudad de escasísimo interés.

Ha colocado al frente del ejército a hombres de mérito y de señalados servicios sin dejar plaza al favor... Yo tenía un hijo, señores, que recibió tres heridas batiéndose con los imperiales; un hijo que en la batalla de Bitondo arrebató de las manos del enemigo una bandera y la entregó al marqués de Montmar, que era nuestro general; y este hijo era capitán hacía diez años, y hubiera continuado siéndolo toda su vida, porque descendía del pueblo, porque su abuelo, Sancho Moncénigo, mi padre, era barbero de una aldea.

Este sesgo del asunto tiene para la familia la ventaja de que mi Sra. la Condesa no pasará ningún bochorno. La Srta. Inés ha sido reconocida por aquel...» Un violento golpe arrebató el papel de mis manos.

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