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Actualizado: 27 de junio de 2025
Y el diputado acababa por reconocer que también estaba la opinión entre ellos, pero como la momia está en el sarcófago; inmóvil, dormida, agarrotada por duras vendas, ungida con el ungüento de la retórica y el correcto bien decir que considera como pecados de mal gusto el arrebato de la fe, el tumulto de la indignación. En realidad, todo iba bien.
¡Oh, María Teresa! exclamó él, atrayéndola hacia sí en un arrebato de todo su ser, ¿puedo decirle entonces cuánto la amo? ¡María Teresa! yo la adoro... mi amada, mi bien amada; ¿no teme usted que sean demasiado rudos estos brazos que la estrechan? No, Juan, puesto que yo le amo... Y la joven inclinó su cabeza sobre el corazón de su novio.
Si le injuriaban, perdonaría la injuria antes que venir a este infierno silencioso por un arrebato de su animalidad. El empleado le hizo subir una escalera, al término de la cual estaban las celdas de los niños.
Hasta se imaginó que su sonrisa actual era continuación de otras sonrisas anteriores que no había podido reprimir mientras con un lápiz en la mano y el casco de orejas metálicas en la cabeza escribía las palabras misteriosas llegadas á través de la atmósfera. Gillespie le arrebató el despacho para abrirlo.... ¡Oh Dios! ¡La firma de miss Margaret!
4 También yo hablaría como vosotros. Deseo que vuestra alma estuviera en lugar de la mía, que yo os tendría compañía en las palabras, y sobre vosotros movería mi cabeza. 7 Pero ahora me ha fatigado; has tú asolado toda mi compañía. 9 Su furor me arrebató, y me ha sido contrario; crujió sus dientes contra mí; contra mí aguzó sus ojos mi enemigo.
Al terminar el escolapio se le cumplimentó con sonrisas y reprimidas exclamaciones de entusiasmo. Todos hablaban en voz de falsete respetando el sagrado del recinto. La señorita correosa que había preguntado antes qué sería de ella si el padre Ortega le faltase, corrió a tomarle la mano y se la besó repetidas veces con arrebato que hizo cambiar algunas miradas de burla a los circunstantes.
Antes que todo, la excusa del amor es amar, pero la profusión venal de las ternuras del señor de Bevallan excluye toda apariencia de arrebato y de pasión. Tales amores no son ni aun faltas, pues no tienen el valor moral de tales, no son sino cálculos y apuestas de chalán embrutecido.
Desde que vine a esta santa casa, emprendí, como sabes, la gran batalla de mi espíritu. Trato, con la ayuda de Dios, de transformar en amor fraternal el amor de un orden muy distinto que arrebató mi alma.
Doña Lupe, que escuchaba este coloquio desde el pasillo, aplicando su oído a la puerta entornada, fue perdiendo el miedo al oír la voz serena de su sobrino, y abrió un poquito, dejando ver su cara inteligente y atisbadora. «Entre usted, doña Lupe le dijo Segismundo . Ya está bien. Pasó el arrebato. Pero no quiere creer que hemos perdido a su esposa.
Yo me levanto á la misma hora, hermana dijo la devota, Yo le proporcionaré á usted ocasiones á esa hora de entretener el entendimiento en cosas santas. A ver sí de aquí en adelante tiene cuidado de no decir esos terribles despropósitos que ahora ha dicho. No volverá dijo en un arrebato de amor al prójimo doña Paulita Yo sé que no volverá: yo confío en que será buena y obediente.
Palabra del Dia
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