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Actualizado: 11 de junio de 2025


No hay que olvidarse de que la verdad moral, la del sentimiento, la del carácter, es la que se halla plenamente en los dominios del poeta, y su responsabilidad principal estriba en el uso que haga de ella. Antiguamente los novelistas tenían licencia para lanzar toda clase de disparates científicos ó históricos. Se exige hoy, con razón, que sea instruído y se ajuste á las verdades descubiertas.

14 Y él pasó por todas las tribus de Israel hasta Abel y Bet-maaca y todo Barim; y se juntaron, y lo siguieron también. 17 Y cuando él se acercó a ella, dijo la mujer: ¿Eres Joab? Y ella le dijo: Oye las palabras de tu sierva. Y él respondió: Oigo. 18 Entonces volvió ella a hablar, diciendo: Antiguamente solían hablar, diciendo: Quien preguntare, pregunte en Abel; y así concluían.

Medina cuenta en el Regimiento de navegación impreso «a la gloria de Dios nuestro Señor y de su benditísima madre y para provecho e utilidad de los navegantes», que como antiguamente no había otra navegación sino de Flandes á Levante, y las agujas en Flandes y en Francia se comenzaron á hacer, y de allí fué el principio de poner flor de lis por cabeza en el Norte, así se pone.

Este medicamento es uno de los empleados antiguamente como purgante. Hahnemann y sus discípulos investigaron sus efectos especiales y dinámicos en el curso de sus esperimentaciones y las apuntaron como vía de nuevas aplicaciones. Los efectos del aloes han sido aceptados por Mr.

En el grueso de cada jamba del arco de entrada al santuario hay dos columnillas, una de mármol negro y otra de jaspe, con capiteles de mármol blanco prolijamente esculpidos. Si no le engañó á Al-Makkarí su ciego entusiasmo, estas cuatro columnillas fueron antiguamente dos de jaspe verde y dos de lapislázuli.

Según noticias fabricaban antiguamente otras de hierro, sumamente delgadas, que venían á valer la quinta parte de la chapeca, y posteriormente usaron las llamadas Piring y Lacban, de cobre, de las que las primeras valían tanto como la china, y las segundas próximamente el doble.

Habíamos entrado en la PROVINCIA DE SALAMANCA. Allí comienza ya á rizarse el terreno. Cantalapiedra ocupa una meseta inclinada, donde hubo también antiguamente cierto castillo casi inexpugnable. En el siglo XV los Portugueses se apoderaron de él y defendieron largo tiempo, al amparo de sus muros, las pretensiones de la Beltraneja.

Fertilizaba antiguamente este rio cerca de Castro los términos de Ategua, pueblo famoso por el largo cerco que sostuvo en la guerra de César con los hijos de Pompeyo. El Guadajoz es muy celebrado en aquellas guerras civiles por los autores que de ellas escribieron.

En el lado izquierdo de esta línea hay veintisiete calles; la mayor parte en línea recta y paralelas entre , distribuidas con bastante regularidad, siendo las principales la del Seminario, por que conduce a la plaza donde está este establecimiento: antes se llamaba de Acuavera por vivir en ella una de las mas antiguas familias de Teruel; la de los Amantes, porque allí habitaron estos y sus familias; antes se llamó de Ricos-Hombres, por las familias nobles que en ella vivían y en cuyas casas se ven todavía los escudos de armas: la de S. Juan que conduce a la plaza de su nombre: la de los Mártires, por haber vivido en ella los compatronos de Teruel, San Juan de Perusia y San Pedro de Saxoferrato: la de Francés de Aranda, en memoria de este ilustre y caritativo personaje; también se llamó esta calle la de la Pescadería, porque antes era el único punto donde se vendía el pescado: la de Santa María, así llamada porque conduce a la Catedral conocida antiguamente por «Iglesia de Santa María de Media-Villa» a causa de que ocupaba precisamente el centro de la villa de Teruel: en esta calle, al buscar tierra firme para levantar el cimiento de la casa de Lagasca, se encontró a unos treinta metros de profundidad un espacioso subterráneo sostenido por columnas de piedra; la parte de un lado parecía baño árabe, y la del otro que se dirigía hacia la plaza del Mercado, tenía a una distancia regular, cavidades largas a manera de pesebres: se cree con fundamento ser todo esto obra de moros, y mas si se fija la atención en una pequeña mezquita que hay casi debajo y delante de la fuente de la plaza del Mercado, con la que tal vez se comunicaba el subterráneo encontrado en la casa de Lagasca: todavía hay personas en Teruel que en tiempos de la guerra estuvieron en dicha mezquita, ya casi desconocida.

Después hacían conchas de cobre, de plata, de latón, de porcelana y de azabache. Todavía existe en Santiago la calle de los Azabacheros, desde donde se ve una fachada de la catedral, y a esta fachada se la llama la Azabachería. Y muchas casas, que antiguamente sirvieron de mesones para los peregrinos, conservan aún, como distintivo, una concha de vieira esculpida a la entrada.

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