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Actualizado: 27 de junio de 2025


Don Juan estaba lisa y llanamente sentado junto al brasero y con el sombrero puesto. Como el señor en su casa. Los criados miraban á don Juan con asombro. Amigos míos dijo doña Clara , anoche, mientras vosotros dormíais, apadrinada por sus majestades, me casé con este caballero... con don Juan Téllez Girón, que siendo mi esposo y mi señor, es vuestro amo.

Anoche, sin ir más lejos, en la posada del Pájaro Verde, dijo Roger, que acababa de reconocer á Rodín, el pechero amenazado por Tristán y que tan violentamente se expresara contra el rey y sus nobles y en particular contra su señor el barón de Ansur. ¡Calla, pues es verdad! ¿Y qué llevas en ese zurrón? Nada de valor, alguna ropa y media docena de libros.

Cabalmente he venido tan de madrugada, por averiguar de sus sirvientes, mientras ustedes descansaban, qué era lo que habían echado más en falta anoche, para disponer con tiempo el remedio. ¡Cómo había de sospechar yo que después de las fatigas del viaje?...

He venido volando por no hacerme esperar». Amigo, desde que está usted en candelero, no hay quien le vea. ¡Qué caro se cotiza! Es que no me dejan vivir. Anoche duró el jubileo hasta las tres. Doscientas personas entrando y saliendo. Y que no pretenden nada... Preparando las elecciones, ¿eh? ¡Oh!, pues si pasamos al terreno político... indicó Moreno.

Recibido el permiso se presentó el hoy comisario Juan, y con el laconismo, indiferencia y poco valor que le dan los indios á los actos y acciones de la vida, le dijo al Gobernador al par que abría un tosco saco: «Señor; anoche asaltaron los moros el pueblo; á todos los cogimos, y como eran muchos, y las cabezas seguro no habría podido traer; aquí en este saco hay más de cuatrocientas orejas moras;» y esto dicho, las presentó ensartadas en una larga cuerda de abacá.

Pero el Gobierno ha cambiado los guindillas de soflama por otros, y anoche volvió la policía a registrar la casa de la calle de Belén, y pescó a cinco sujetos, y les puso en la cárcel de Villa. De lo cual me alegro, Sr. D. Salvador. Pues mire usted, Sr.

El arte brillaba para ellos como un rayo de sol en el ambiente gris y monótono de la catedral. Al encontrarse en el claustro por las mañanas, el diálogo era siempre parecido entre los dos amigos. A la tarde, ¿eh? decía misteriosamente el maestro de capilla . Tengo papeles frescos. Vamos a paladear una novedad que me traerán hoy. Además, escribí anoche una cosita.

Yo no soñé con que usted llegara a verla jamás; pero esta mañana, al coger de prisa el álbum, me olvidé de sacar de él el contrabando, como lo tenía pensado desde anoche; y le juro a usted a fe de hombre honrado, que no eché de ver el olvido hasta que fui a entregarle a usted el libro hace un momento.

dirás que qué tiene que ver... Es claro, nada; pero vete a saber cómo se enlazan en el pensamiento las ideas. Esta mañana me acordé de lo mismo cuando pasaban rechinando las carretillas cargadas de equipajes. Anoche me acordé, ¿cuándo creerás? Cuando apagaste la luz. Me pareció que la llama era una mujer que decía ¡ay!, y se caía muerta.

Delirios... lo mejor es el desprecio... A estos badulaques se les desprecia... Bueno está mi sobrino para meterse en lances, él que se asusta de entrar en un cuarto sin luz. ¡Pobrecillo Maxi!, ¡tiene un corazón de oro, y ahora que está tan dado a estudiar lo del otro mundo, se le ocurren unas cosas...! ¡Vaya con lo que me decía anoche!

Palabra del Dia

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