United States or Andorra ? Vote for the TOP Country of the Week !


Echose él a reír, y metió mano al bolsillo interior de su americana. «¡Ay! No me lo diga usted, D. Francisco exclamó doña Lupe con incredulidad, cruzando las manos . ¿Ha pagado...?». Lo va usted a ver... Yo... tampoco lo esperaba. Como que fui anoche a decirle que el lunes se le embargaría. Hoy por la mañana, cuando me estaba vistiendo para ir a misa, me le veo entrar.

¡Ah! dijo Montiño ; ahora comprendo; estamos á 15 de Diciembre; esta carta ha empezado á escribirse hace quince días, y lo que sin duda hizo anoche mi pobre hermano, fué concluirla; veamos, veamos.

¡Quiero que hables! ¿oyes? que te dispongas a revivir y que no olvides lo que te decía anoche tu madre. ¡Mi madre!... , tu madre, ¿pues qué? Mi madre ha sido feliz toda su vida. ¿Y , no?... ¡Qué rico tipo!... Mira, así y reunía en un haz las yemas de sus dedos, así, ¿ves?... así hay consuelos para cada dolor. Es posible.

Pepe la había festejado bastante en los últimos días. Comenzó a inquietarse. Al fin, ella misma vino hacia él. No ha estado usted anoche en el Real. ¿Guarda usted la Cuaresma? ¡Oh, no! dijo riendo el joven . Es que me dolía un poco la cabeza y me acosté temprano. ¡Claro! ¿qué había de suceder? Por la tarde montaba usted un caballo que no cesaba de saltar.

Ya está visto esto, y apreciada la alhaja: vale mil doblones. ¡Mil doblones! No podía ser menos un regalo de rey. ¿Pero dónde te ha visto su majestad? Eso mismo pregunté yo á Montiño: ¿dónde me ha visto su majestad? ¿Y qué te respondió? Que no lo sabía. ¡Que no lo sabía! pero cuéntame desde el principio. Anoche, ya tarde, llamaron á la puerta.

No os cargo nada ni aprecio en pizca los últimos cintarazos de anoche, pues la salud que cobré inopinadamente y la curación que se operó en mi lisiadura, las tomo y apunto por buena, legítima y muy sobrada solvencia.

Me casé anoche con una dama principal. Dios os haga muy felices, mis señores. Pero como veis, este vestidillo de viaje no es á propósito para que yo me presente al rey en medio de la corte con mi esposa. De ningún modo, señor. Ahora bien: ¿qué ropas, qué galas, en una palabra, dignas de un caballero del hábito de Santiago, puedo yo procurarme con ese dinero?

Ese caballero se ha burlado de vos. ¿De mi? por cierto: cuando os enamoró estaba ya enamorado. ¿De quién? exclamó todo afán Dorotea. De una dama muy hermosa, con quien anduvo anoche vuestro burlador por las calles de Madrid y á quien prometió entregarle las cartas que tenía de la reina don Rodrigo. ¿El nombre de esa dama?

No dormí aquella noche, y vestido, echado sobre el lecho, esperé el nuevo día. A las nueve de la mañana entraba Martín en mi cuarto. Qué temprano te has levantado hoy me dijo. En efecto, he madrugado le repuse. ¡Vaya un placer! ¿Vas a comer a casa? , voy. ¡Hola! ¿ya estabas prevenido? me preguntó. , Valentina me invitó anoche.

Daba la noticia con un laconismo modesto, como si acabase de realizar algo importante. Miguel casi le envidió porque había visto á Alicia. «¿Cómo estabaHermosa, hermosa como siempre. Algo pálida... ¡Después de una emoción como la de anoche! Pero alegre, muy contenta; hablando á cada momento del marqués. Se adivinaba su gran afecto. Almorzaron solos.