Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 11 de mayo de 2025
Las dejé departiendo, al parecer amigablemente, y fui a contárselo a Villa, quien arrimó el ascua a su sardina, exclamando: ¡Qué corazón tan franco el de Isabel! ¿verdad? Ni cuando quiere ni cuando aborrece puede ocultarlo. Antes de retirarse, tuvo ésta ocasión para invitarme a almorzar al día siguiente, de parte de su papá.
Sus pasos resonaron en el templo vacío. Afuera, el sol de mediodía iluminaba el espacioso atrio y la fachada de los edificios vecinos. Todavía formaban corrillos los mozos que acuden para ver salir de misa a las muchachas. Uno de ellos, viéndole pasar, le palmeó amigablemente. Muñoz, abrumado, ni siquiera le miró.
Con esta resolucion se partieron amigablemente los Turcos, y Turcoples de nuestra compañia la vuelta de su patria. Tomaron el propio camino que truxeron quando vinieron con los Catalanes desde Galípoli. Atravesaron toda Thracia, sin que persona alguna se les resistiese, talando y destruyendo con grande inhumanidad todas las Provincias por donde pasaron.
En la mesa apenas cruzaban la palabra; pero les vi en diferentes ocasiones departir amigablemente, apoyados en la barandilla del corredor, mirando con ojos extáticos los azulejos del patio. También observé, una vez que fui a misa de nueve en San Isidoro, que Olóriz, situado en posición estratégica, cambiaba con la dama, arrodillada cerca de una capilla, sonrisas y miradas.
El pescador menos gallardo se apartó a dar orden a la demás turba a que levantasen las voces en alabanzas de la recién venida extranjera y que tocasen todos los instrumentos en señal del regocijo. Las dos pescadoras, fea y hermosa, con sumisión humilde, besaron las manos a Auristela, y ella las abrazó cortés y amigablemente.
Los criados, siempre nuevos y de lejanos valles, pedían la cuenta con premura, y Carmen, llena de espanto, se escondía en el último pliegue de la casa a temblar como una hoja. Pasaba la tempestad, doña Rebeca guisaba, su hija ponía la mesa con mucha solemnidad, y todos comían amigablemente, con apetito y abundancia.
Cuando salieron de la tienda eran doradas y relucientes, y representaban dos mujeres hermosas. Ahora son negras y nadie sabe lo que representan. Descansando á un lado están los hierros de la chimenea. La lumbre los hiere de través produciendo destellos. Delante del fuego y próximas á él hay dos butacas en actitud de conversar amigablemente. Pero están mudas, ó por lo menos no se oye lo que dicen.
Una mañana Camilloff entró en la cancillería, donde yo fumaba amigablemente una pipa en compañía de Mariskoff y tirando su enorme sable sobre el canapé, nos contó radiante de alegría, las noticias que le había dado el penetrante príncipe Tong. Descubrióse al fin que un opulento mandarín, llamado Ti-Chin-Fú, vivía en otro tiempo cerca de los confines de la Mongolia, en la villa de Tien-Hó.
Había que resignarse y no hacer un desaire a los señores de la casa. Y a los pocos minutos ya estaban amigablemente en torno de la mesa, con el mantel cubierto de migajas de bizcocho, las jícaras de chocolate vacías y clavando barquillos en las entrañas de los sorbetes.
Habríamos andado una hora, charlando amigablemente, en medio de las dificultades de un camino espantoso, descendiendo casi a pico por gradas imposibles en la montaña, donde las mulas hacían prodigios de estabilidad, cuando comprendí que a aquel paso, no sólo no llegaríamos a Consuelo, sino que jamás a Bogotá.
Palabra del Dia
Otros Mirando