Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !
Actualizado: 29 de noviembre de 2025
Sonriose la maestra y le dejó liar un puro, lo cual ejecutó con bastante soltura; pero al presentarlo acabado, la maestra lo tomó y oprimió entre el pulgar y el índice, desfigurándose el cigarro al punto. Lo que es saber, como lo material de saber, sabrás... dijo alzando las cejas . Pero si no despabilas más los dedos... y si no le das más hechurita.... Que así, parece un espanta-pájaros.
¿Es que ya no te gusto? preguntó el pintor cínicamente clavándole sus ojos verdosos chispeantes de malicia. Elena le miró fijamente sin turbarse y alzando los hombros profirió con displicencia: Tienes demasiado talento para mí.
Roberto Vérod había temblado durante el relato, de dolor, de horror, de compasión, de remordimiento impotente, de odio mal contenido. Al oír la última palabra dio un paso adelante, y alzando el puño gritó: ¡Asesino! El Príncipe sostuvo su mirada, y dijo: Pegue usted. Así permanecieron los dos, frente a frente, durante un tiempo que ni uno ni otro habría podido después apreciar.
Guillermina, alzando la voz, decíale que se abrazara a la cruz, que Dios la perdonaba, que ella la envidiaba por irse derechita a la gloria, y otras muchas cosas que la hacían a una llorar.
En menos de dos minutos el camino quedó libre, salvo en Schirmeck, donde era tal la confusión, que no se podía dar un paso. Materne, alzando la vista a la parte más lejana del camino, exclamó: No hago mas que mirar, pero no veo nada. Ni yo contestó Kasper. ¡Vamos!, ¡vamos! exclamó el cazador ; me parece que el miedo de esta gente atribuye al enemigo más fuerza de la que tiene.
Un día en un rapto de expansión le dijo á su abuela: «Abuela, ¿conoce usted el país donde florecen los limoneros, lo conoce usted? ¡Ay, allí quisiera que usted me llevase!» Por cierto que la tía Basilisa en vez de compadecer á aquel Mignon de montera y calzón corto le respondió alzando el garabato sobre su cabeza y diciéndole que donde le iba á llevar era á la cuadra «por burro y por holgazán».
Así fue, que cuando supo el proyectado casamiento, dijo, dando un suspiro y alzando los ojos al cielo: ¡Pobre don Federico! ¡Tan bueno, tan piadoso, tan bendito! Dios los haga felices, como hacerlo puede, ya que nada es imposible a su omnipotencia. Momo, con su acostumbrada mala intención, tuvo el gusto de dar la noticia del casamiento a Ramón Pérez.
Y en la veloz carrera Flameaba la bandera Del ínclito Escuadron, Y al ver la artillería Su gefe le decía: «Soldados, al cañon!» Mas ¡ay! bala traidora De pronto silvadora Su pecho traspasó; Y con ferrea pujanza Apretando la lanza Moribundo cayó. Alzando la cabeza Repite con firmeza: «Avance el Escuadron! «Este es mi adios postrero... «Yo por la patria muero... «Soldados, al cañon!»
Era la voz de Ángela que llamaba a Rosa: ¡Rosa, Rosa, Rosaaa! Iba gradualmente alzando el tono. Después, como la casa era muy chica y había gran silencio, la oyeron decir por lo bajo: ¡Madre mía, si no está en la cama! Y después gritar con toda la fuerza de sus pulmones: ¡Padre, padre! Levántese, padre; Rosa no esta aquí, Rosa no está aquí, padre...
Como el señor duque no se niega nunca por la mañana.... ¡F....! ¡malditos seáis! murmuró con horrible expresión de disgusto. Pero alzando la voz en seguida y adoptando las maneras campechanotas y bruscas que le eran peculiares, gritó: Que pasen, que pasen esos señores. Se presentaron Calderón, Urreta y otros dos banqueros no menos importantes y conocidos en Madrid.
Palabra del Dia
Otros Mirando