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Actualizado: 1 de junio de 2025
La Amparo, a quien lisonjeaba este amor frenético conocido de todo Madrid, lo desdeñaba en público y lo alimentaba en secreto. Por donde flaqueaban más los saraos de aquélla era por el lado femenino, si bien no faltaban tampoco algunas señoras de la clase media que, a trueque de pisar regios salones y verse servidas por lacayos de calzón corto, consentían en alternar con la querida de Salabert.
No había razón para que ella, que sabía presentarse como la primera, dejase de alternar con las damas que seguían a Guillermina cual las ovejas siguen al pastor... A mayor abundamiento, en lo tocante a ropa estaba a la sazón la viuda de Jáuregui en excelentes condiciones. Con su talento y su economía se había agenciado un abrigo de terciopelo, con pieles, que la más pintada no lo usara mejor.
Confundidos frecuentemente con el comun de la sociedad, se les ve en la mesa redonda del hotel, en el corrillo de la calle ó del café, en al parterre del teatro ó en la diligencia de viaje, muy contentos de alternar familiarmente con todo el mundo. Ví en los cafés á muchos nobles discutiendo afectuosamente con estudiantes y periodistas, y siempre mostrándose tolerantes.
¡Y cómo se burlaría la guisandera si por arte de magia apareciese allí un cocinero francés empeñado en redactar un menú, en reducirse a cuatro o seis principios, en alternar los fuertes con los ligeros y en conceder honroso puesto a la legumbre! ¡Legumbres a mí!, diría el ama del cura de Cebre, riéndose con toda su alma y todas sus caderas también. ¡Legumbres el día del patrón!
Del sexo masculino asistían los poquísimos que en Madrid estaban, y eran de la clase más baja; pero es el verano muy democratizante, y mis queridos Bringas, anhelosos de sociedad, no se desdeñaban de alternar, en una tertulia al raso, con porteros de Banda y de Vidriera, con el encargado del Guardamuebles, con el ayudante de Platería, con dos casilleres, gente toda de seis mil reales para abajo.
Había corrido mundo, tenía la deferencia de hablarle siempre en castellano, era entendido en hierbas medicinales, sin arrebatarle por esto sus clientes; en fin, que resultaba la única persona de la huerta capaz de «alternar» con él. La aparición era siempre igual.
La mañana estaba fresca y deliciosa cuando atravesábamos, al dia siguiente, las alegres y ondulosas campiñas del canton de Woerth, donde veíamos alternar los pequeños bosques y viñedos de las colinas con los cereales de las planicies, sucediéndose en suaves planos inclinados.
Vamos, Rita, déjame en paz y no digas simplezas... Demasiado sé lo que es mi sobrino. ¡No, si yo no digo nada! ¡Ya me libraría yo de decirle nada!... ¡Pues bueno es usted para que le diga nada malo de su familia!... Y eso que bien poco se han acordado de usted siempre, y con bastante despego le han tratado... No parece más que tenían a mengua alternar con usted...
Tiene casi iguales indicaciones que el arsénico, pero no corresponde tanto como el último á la sensacion de quemazon en el epigastrio, sensacion tan notable en esta cruel enfermedad. Se puede á veces alternar con buenos resultados los dos medicamentos en estos estados casi desesperados, y con tanta frecuencia aliviados maravillosamente por ellos.
Vamos á ver, ¿estoy yo borracho? ¿Hablo cosas formales?... ¿He faltado á alguno?... ¿Soy ó no un hombre regular?... ¿Me levantan á mí la cabeza dos cañitas?... ¿Sé alternar ó no sé alternar?...
Palabra del Dia
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