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Actualizado: 18 de mayo de 2025


A esta tendencia acompañan movimientos congestivos en el corazon, en el pecho, en el epigastrio, y están unidos siempre á la alteracion de la circulacion venosa en las vísceras, á la atonía que resulta de congestiones repetidas, á los éstasis de sangre venosa en los vasos abdominales.

El amante también estaba poco dispuesto al sueño; mas era porque el entusiasmo le hacía cosquillas en el epigastrio, atravesándole un bulto en el vértice de los pulmones, con lo que le pesaba el respirar, y además poníale candelas encendidas en el cerebro. Por más que él soplaba para apagarlas y poder dormirse, no lo podía conseguir. Su tía estaba con él un poco seria.

No es rara la somnolencia en este estado, aun en medio de los mas violentos calosfríos; el enfermo parece consumirse en pocas horas, los ojos se hunden, la estancacion de sangre en los capilares produce la cianosis, un frio marmóreo se estiende por la periferia y mas principalmente en el interior, ó se presenta en el epigastrio una sensacion de ardor quemante llena de ansiedad.

Terminarémos emitiendo una opinion que nos ha sugerido este estudio, y que se apoya tambien en hechos particulares de nuestra práctica: se refiere al uso de la barita, y particularmente el hidroclorato, en el tratamiento de las fiebres mucosas de curso lento y en la diátesis verminosa, en la que los jugos gástricos están alterados y dejan á la circulacion materiales imperfectos; la hemos administrado con gran resultado en ciertas dispepsias gastrálgicas, con dolores de escoriacion en el epigastrio, en personas que habian abusado de tisanas y agua templada, en algunas diarreas mucosas con tenesmo, en corizas, en irritaciones de la mucosa bucal y en ciertas fiebrecillas y sudores nocturnos, afecciones todas que persisten tenazmente á consecuencia de fiebres mucosas.

Sentía dolores intolerables en el epigastrio; pero por no romper el hilo de sus fiestas, calló como una muerta.

Domina el gusto ágrio, aunque puede ser dulzoso, el aliento es malo, no hay apetito, el disgusto es continuo, especialmente para la carne y alimentos grasos y cocidos; la sed varía, si bien suele ser muy pronunciada en los primeros dias; las náuseas conducen con frecuencia á vómitos mucosos, ágrios; el epigastrio está caliente, dolorido, es el punto de unas punzadas que se observan tambien en toda la estension del vientre; hay además una sensacion de malestar, de constriccion ó de plenitud.

Esceptuados algunos fenómenos simpáticos que se despiertan en la cabeza y el epigastrio, la fiebre del anacardio es absolutamente igual á la que ocasionarian un trabajo intelectual prolongado, una emocion de mucha duracion en una persona nerviosa; el sueño es pesado ó bien agitado por ensueños penosos.

Importante es apreciar el carácter de las enfermedades crónicas por los conmemorativos y la etiología, como se ve por el siguiente ejemplo: si un eczema situado en la pélvis, ó un dartro exudante, ó si, en fin, un prurito vaginal con leucorrea hubiese desaparecido, desarrollándose antes una gastralgia, y hay sed, dolor fijo, lancinante, agravacion por el movimiento y el reposo, sensibilidad en el epigastrio á la presion, el acónito podrá aliviar; pero para curar es necesario dar los medicamentos indicados en la enfermedad que desapareció.

Debemos consignar un carácter particular que no carece de importancia en las indicaciones del tártaro estibiado, el cual consiste en el endolorimiento y sensibilidad exagerada de todo el cuerpo, mas notable en el epigastrio y vientre; se la observa igualmente en el interior: el estómago está sensible y se resiente hasta del contacto de los alimentos que se ingieren: esta sensacion se reproduce en los intestinos como si estuvieran llenos de cuerpos duros; y por otra parte, el adormecimiento y la estrema debilidad muscular, las manchas de color oscuro bastante grandes é indolentes, la insensibilidad de los dedos cuya punta está seca y como muerta, pueden pasar por el último término de la sensibilidad exagerada, y revelar la naturaleza asténica y su orígen en la influencia de los nervios de la vida orgánica.

Retiróse la moza cabizbaja y mohína, como quien acaba de sufrir pesado chasco. Julián, por su parte, quedó tembloroso, agitado, descontento de mismo, cual suelen los pacíficos cuando ceden a un arrebato de ira: hasta sentía dolor físico, en el epigastrio. A no dudarlo, se había excedido; debió dirigir a aquella mujer una exhortación fervorosa, en vez de palabras de menosprecio.

Palabra del Dia

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