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Actualizado: 9 de junio de 2025
En resolución, dentro de quince días estuvo fuera de peligro el herido, y a los veinte declaró el cirujano que estaba del todo sano, y ya en este tiempo había dado traza Tomás como le viniesen cincuenta estudos de Sevilla, y sacándolos él de su seno, se los entregó al huésped con cartas y cédula fingida de su amo; y como al huésped le iba poco en averiguar la verdad de aquella correspondencia, cogía el dinero, que, por ser en escudos de oro, le alegraba mucho.
A pesar de esto, hay que confesar que en aquella ocasión no abusó demasiado del prestigio y la gloria que el cielo había derramado próvidamente sobre él. Saludó al concurso con impensada afabilidad, llevándose dos o tres veces el látigo a las narices, y dijo con voz bastante clara que se alegraba de encontrarse entre tantas chicas bonitas; así; palabras textuales.
Creía de buena fe que, porque no le era posible macerarse, no poseía una virtud sólida, y se alegraba en el fondo del alma de haber tropezado con un ser que gozaba de este privilegio. Acudíale a la memoria frecuentemente el ejemplo del P. Gracián, a quien Santa Teresa tanto había ayudado en el camino de la perfección con sus virtudes y consejos.
Sí, que el aire ha refrescado mucho, dijo la dama, tomando el brazo del barón. Dirigióse la noble pareja hacia el castillo, seguida de Simón, que se alegraba de haber desempeñado su misión y visto á su querido capitán de otros tiempos, y de Roger, admirado de hallar en el afamado guerrero á un hombre modesto y afable, sin sombra de la insufrible altivez de muchos nobles.
El matrimonio fue al poco tiempo de realizado un motivo de satisfacción para don Juan, que aunque no odiaba a su hermana se alegraba de sus desgracias, hijas de la imprevisión.
Según me dijo el patrón más tarde, opinaba que yo era un verdadero sabio y se alegraba en el alma de haber tropezado conmigo, porque tenía muchas esperanzas de curarse con mis recetas. ¡Pobre señora! Héteme aquí, pues, en relación amigable, y bastante íntima, con aquellas monjas, gozando bien gratuitamente de opinión de médico sapientísimo.
Todo el mundo se alegraba, porque Clotilde es la única artista desde el principio del mundo, que ha llevado a cabo la empresa, hasta ahora juzgada insuperable, de hacerse querer de sus compañeras.
Hastiada de los devaneos cortesanos, encontraba vivo atractivo en ser adorada de aquel modo frenético y mudo, en desempeñar el papel de diosa. Una mirada suya hacía empalidecer o enrojecer a aquel niño; una palabra le alegraba o le entristecía hasta la desesperación. Raimundo iba al Real todas las noches que le tocaba el turno a Clementina.
Llegó, pues, D. Fadrique hasta ponerse á su lado. Entonces advirtió que Clara estaba no muy lejos, de rodillas, al lado de su madre; que D. Carlos la miraba, y que ella, si bien fijos casi siempre los ojos en su libro de rezos, los alzaba de vez en cuando rápidamente, y miraba con sobresalto y ternura hacia donde estaba el galán, declarando así que le veía, que se alegraba de verle, y que tenía miedo y cierto terror de profanar el templo y de pecar gravemente engañando á su madre y alentando á aquel hombre, de quien decía que no podía ser esposa.
Repitiéronse metódicamente aquellos festines conyugales todas las semanas. Esta singular posición les apenaba y alegraba a un mismo tiempo. Sentían dolor cuando pensaban en que vivían separados, como si no estuvieran unidos para siempre por vínculo indisoluble. Pero sus entrevistas tenían por esto mismo sabor dulcísimo, un encanto especial que compensaba todos sus dolores.
Palabra del Dia
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