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Actualizado: 16 de junio de 2025
Su entrada fue magnífica, y un murmullo de respetuosa simpatía acogió a la ilustre pareja, que apareció en la puerta, apoyada en la juventud la vejez, como una esperanza evocando un recuerdo, como una alegoría de la experiencia conduciendo de la mano al valor, a depositar una espada sin mancilla en las gradas del trono.
No es posible decidir con seguridad si en este tiempo se había desarrollado el drama religioso, más tarde albergue natural de la alegoría, con sus cualidades especiales; pero las palabras diversa figmenta, monstra, etc., parecen aludir sin violencia á figuras alegóricas. En el libro 3.º de Tirante el Blanco , se habla de los entremeses que se representaban en Navidad.
¡Qué vida extraña! ¡Qué cosas pueden pasarle por el alma a un pobre diablo! pensaba Bonis. La alegoría, que le había salido sin querer de la pluma, estaba bien clara, era la síntesis de su vida presente. En el cielo de sus amores, en la región serena, sobre el océano de sus pasiones en calma, brillaba la luna llena, el amor satisfecho, poético, ideal, de su Serafina.
En ocasiones se llega hasta el punto de acudir á la mitología griega para dar forma á las creencias cristianas; de suerte que resulta una doble alegoría, como, por ejemplo, en El Amor y Psiquis, de Calderón, significando el Amor á Cristo, y Psiquis á la Fe. Los personajes históricos que aparecen en ellos, prescinden casi siempre de su carácter y se convierten en alegóricos.
La plaza de armas, donde está el arco de la Paz, es colosalmente grande: no dejó de chocarme en el acto que lo ví, el castillo y las fortificaciones vecinos del arco de la Pace: al pié del arco, que es magnífico, y sobre el cual se levantan ocho enormes caballos de bronce formando una alegoría dedicada á Napoleon, se tiende el camino del Simplon.
Hizo grabar en la portada de una obra suya un escarabajo, muriendo sobre la flor que deseaba morder, y debajo el dístico siguiente: «Audax dum vegæ irrumpit scarabæus in hortos Fragrantes periit victus odore rosæ.» A esta querella alude acaso la fría alegoría de la disputa del tordo y del ruiseñor, que se leen en la segunda parte de Filomena.
La poesía y aun obras en prosa de carácter poético, pueden encerrar hondas verdades, bajo el velo de la alegoría o del símbolo; pero, una de dos: o el símbolo y la alegoría son trasparentes o no lo son. Si lo son, todo se ve claro.
En el último decenio del siglo XIV, que comprende los breves y sucesivos reinados de Enrique II, Juan I y Enrique III, tomó una nueva faz la poesía castellana, pues la artística, esforzándose en perfeccionarse, propendió á la elegancia externa, á pulir sus expresiones y á emplear combinaciones métricas artificiosas; inclinóse á la cavilosidad, á discurrir sutilmente sobre asuntos amorosos, á los juegos de ideas y palabras, á la alegoría y á la erudición.
Forma esta pieza un vasto cuadro, de severa magnificencia, cuyo techo, pintado por Maella, representa una alegoría capaz de infundir pavor a todos los grandes personajes que por allí pasan, destinados a figurar en la historia: la Verdad, descubierta por el Tiempo.
Cada vida es, asimismo, una sombra inconstante y huidera. ¿Recuerda usted la alegoría de la caverna, de Platón? Pues es preciso ir todavía un poco más allá; los que Platón pone aherrojados en la caverna no son cuerpos materiales, sino sombras, pero sombras dramáticas y atormentadas; y lo que sobre el muro ven, sombras de sombras. Eso es una casa de huéspedes: la caverna de las sombras.
Palabra del Dia
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