Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 5 de julio de 2025


No obedece con tanta sumisión al Polo Norte la aguja imantada, como Romagné a M. L'Ambert. Esta heroica mansedumbre enterneció el corazón del notario, que, a decir verdad, nada tenía de blando. Sintió por espacio de tres días una especie de gratitud por los buenos cuidados que le prodigaba su víctima; mas no tardó en cobrarle antipatía y hasta horror.

Años atrás, en los últimos del reinado de David, había venido a Jerusalén un príncipe hiperbóreo, a quien de fama conocen sin duda mis lectores. Hablo del sapientísimo Abaris, que caminaba montado en una flecha. Si era la aguja de marear aplicada a la navegación aérea o algo por el mismo orden, no acertaré yo a decirlo en este momento.

Barragán dio un salto en la silla y preguntó otra vez con voz temblorosa y la garganta seca: ¿Han muerto? respondió la aguja. ¿Los dos? . Ya sabemos que Barragán a pesar de sus ojos, de sus narices y sus barbas, todo ello excepcional y temeroso, guardaba dentro del pecho un corazón excelentísimo.

La aguja náutica recibió durante el siglo XIV dos de las más importantes modificaciones cuyo conjunto constituye su actual disposición; á saber, la de apoyarla en un estilo vertical sobre el que puede girar libremente dentro del mortero; y la de colocar éste en la suspensión de dos círculos concéntricos; sencillos, pero admirables inventos que además del carácter de utilidad que los distingue, lleva el sello del verdadero genio . Así las construía en Mallorca Jaime Ribes, antes de dirigir la Academia de Sagres á que le llamó el infante D. Enrique; así las usaban las naves portuguesas y castellanas en la navegación de la Mina de África y de la carrera de Flandes, siendo una de las causas de sus progresos .

Esto lo cantó bajito Joaquín Orgaz, tocando el tambor en la cabeza de Guimarán. Y acto continuo el mediquillo salió de la capilla obscura donde se representaba tal escena, y se fue a buscar una aguja en un pajar, como él dijo, esto es, a buscar a Obdulia entre la multitud. Y la encontró, emparedada entre el formidable Ronzal y el cocinero de Paco.

Eso hace que siguiendo caminos muy opuestos, nos encontremos un día en el mismo punto, acobardados y «sin familia» añadí, usando la frase «sin familia» en vez de otra mucho más clara que se me vino a los labios. Magdalena tenía los ojos fijos en el bordado, pero clavaba la aguja al azar, sin poner atención.

La viuda de Quintanar resolvió seguir hasta donde pudiera los consejos de Benítez. Pensaba lo menos posible en sus remordimientos, en su soledad, en el porvenir triste, monótono en su negrura. En cuanto se lo permitió la fortaleza del cuerpo redivivo trabajó en obras de aguja, y se empeñó, con voluntad de hierro, en encontrarle gracia al punto de crochet y al de media.

La doncella clavó la aguja en el lienzo, y pálida como una muerta, arrasados en lágrimas los ojos, contestó, sonriente: Señora... ¡quién sabe! Es buena, muy buena... pero las Tejedas no la quieren; ni tampoco las Castros; ni las Martínez, ni otras. ¡Y yo no por qué! Será porque esa señorita es más elegante que ellas, y más bonita, y de muy buen trato.

25 Porque más fácil cosa es entrar un cable por el ojo de una aguja, que un rico entrar al Reino de Dios. 26 Y los que lo oían, dijeron: ¿Y quién podrá ser salvo? 27 Y él les dijo: Lo que es imposible para con los hombres, posible es para Dios. 28 Entonces Pedro dijo: He aquí, nosotros hemos dejado todas las cosas, y te hemos seguido.

Recordaba la maldición de Jesús á los ricos, su promesa de que les sería más difícil entrar en los cielos «que un camello por el agujero de una aguja». Y, sin embargo, todos los humanos, desoyendo á Jesús, reclamaban el peligro de ser ricos: todos se exponían sin miedo alguno á las llamas del infierno, por acaparar los bienes de la tierra.

Palabra del Dia

malignas

Otros Mirando