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Actualizado: 19 de julio de 2025
Dice así: «Ya ven vuessas mercedes, que los reyes Aguardan allá dentro, y no es posible Entrar todos á ver la gran comedia Que mi autor representa, que alabardas Y lancineques, y frinfrón impiden La entrada á toda gente mosquetera: Mañana en el teatro se hará una, Donde por poco precio verán todos Desde el principio al fin toda la traza, Y verán que no acaba en casamiento, Cosa común y vista cien mil veces, Ni que parió la dama esta jornada, Y en otra tiene el niño ya sus barbas, Y es valiente y feroz, y mata y hiende, Y venga de sus padres cierta injuria, Y al fin viene á ser rey de un cierto reino.
El devoto mirose los zapatos y añadió: Me aguardan en Bellasvistas, señor de Maltrana. Llevo tres reales en el bolsillo y unas hojitas para cierta viuda. La pobrecilla está muy mal; tiene un batallón de chiquillos. Ya sabe usted, don Isidro, dónde vivo. A ver si me honra un día con su presencia y visita mi jardín.
Los que se amparan de los Señores, consiguen por lo menos la primera vez su intencion; porque como el ruego del poderoso es mandato, obedecen sin replica, preparandose con paciencia para la furiosa ventisca que aguardan. En tanto, es de ver la solicitud y satisfaccion con que acude á los ensayos el que ha de ser causa de su perdicion y apedreo.
Todos se van al saloncillo y aguardan con paciencia: me he equivocado, no todos, porque el más joven de ellos, que estudia hace tres años el doctorado de medicina, aprovecha la ocasión y va a dar una vuelta por los bastidores a estirar un poco las piernas y a pescar algún beso descarriado.
Su gobierno es de por vida, y si la Providencia hubiese de consentir que muriese pacíficamente como el doctor Francia, largos años de dolores y miserias aguardan a aquellos desgraciados pueblos, víctimas hoy del cansancio de un momento.
Esto quiere decir: la sociedad me ha dado un templo para que la consagre un culto especialisimo y preferente. Este templo es mi hogar, donde me aguardan los que me procrearon y nacieron conmigo. Mi culto me llama; voy á ser ministro en el sacerdocio de la familia.
El infeliz joven, poco avezado a los azares del juego, e incapaz de ocultar las terribles impresiones de la ruina, sintió ganas de llorar en plena Bolsa, ante los corredores y los «alcistas», que sonreían con un gozo feroz viendo la agonía de sus contrincantes. Pero Juanito era de los que en la desgracia aguardan siempre una inesperada salvación.
Es un militar hábil y un administrador honrado, que ha sabido conservar las tradiciones europeas y civiles, y que espera de la ciencia lo que otros aguardan de la fuerza brutal; es, en una palabra, el representante legítimo de las ciudades, de la civilización europea, que estamos amenazados de ver interrumpida en nuestra patria. ¡Pobre general Paz! ¡Gloríate en medio de tus repetidos contratiempos! ¡Contigo andan los penates de la República Argentina!
¿Creen ustedes que ya no puedo sostenerme?... Aún tengo vida para rato, y los que aguardan que muera para agarrar mis pesos se llevan chasco. El alemán y su esposa, mantenidos aparte en la vida de la estancia, tenían que sufrir en silencio estas alusiones. Karl, necesitado de protección, vivía á la sombra del francés, aprovechando toda oportunidad para abrumarle con sus elogios.
No pude oir los versos del pedagogo, porque las doce habían dado ya, y me esperaban en la casa del señor Fernández. Usted me perdonará: le dije mis tías me aguardan.... ¡Tiene usted razón! me contestó. Pero vendrá usted esta noche. Desde aquí gozaremos de la fiesta.
Palabra del Dia
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