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Actualizado: 6 de mayo de 2025


Así suele suceder todas las semanas contestó Artegui con afable burla. No me entiende usted. Pues explíquese. ¿Qué se le ocurre? ¿Qué se me ha de ocurrir sino ir a misa como todo el mundo? ¡Ah! exclamó Artegui. Y después añadió : Pues es cierto. Y quiere usted.... Que usted me acompañe. No he de ir sola a misa, me parece.

Ana envidiaba en tales horas aquella existencia de árbol inteligente, y se apoyaba y casi recostaba en Frígilis como en una encina venerable. Y detrás venía el otro, ella lo sentía. A veces hablaba con Ana don Álvaro y Ana contestaba con voz afable, como en pago de su prudencia, de su paciencia y de su martirio.... «Porque, sin duda, sufrir tanto tiempo a Quintanar era un martirio».

Paróse Zadig y le hizo una profunda reverencia, á que correspondió el ermitaño de manera tan afable y tan noble, que á Zadig le vino la curiosidad de razonar con él. Preguntóle qué libro era el que leía. El libro del destino, dixo el ermitaño: ¿quereis leer algun trozo?

¿Qué quería usted? preguntó, como pudo haberlo preguntado la pared. Petra se repuso y, casi con altanería, contestó: Era un recado para el señor Magistral. Y salió del despacho. En la puerta de la escalera la recibió con afable sonrisa Teresina y se despidieron con sendos besos en las mejillas, como las señoritas de Vetusta. Eran amigas, ambas de la aristocracia de la servidumbre.

Mientras tanto el señor de las Matas avanzaba al paso lento, majestuoso de su rocín. Cuando estuvo cerca de la reunión se llevó la mano al sombrero y les hizo un gentil saludo, mezcla de la exquisita urbanidad de la corte de Luis XIV con la afable gravedad de los tiempos heroicos de la Grecia. Aquellos bárbaros no comprendieron su delicadeza y les produjo risa.

Porque era el oficial hombre galán, afable y divertido y se hacía querer de cuantos le trataban. Entraba en casa y se le consideraba como un hijo. Cuando vino repentinamente la orden al batallón de trasladarse á Vitoria, la noticia cayó como una bomba en aquella casa tranquila y conventual.

Pero usted sabe bien que mi madre y yo no podemos salir dijo María Teresa, que, para permanecer fiel a su programa, no se formalizó por la falta de memoria de Huberto, respecto a la enfermedad de su padre. Y se aproximó a él, cariñosa y afable, tratando de provocar el incidente sobre el cual contaba para dar más expansión y afectuosidad a sus conversaciones.

Para él la pintura debía seguir también ese anhelo, consolar el sentido y tornar más fuerte y más hondo el ensueño, como el claroscuro de las estancias. Don Alonso, al advertir que Ramiro se acercaba, tomole afable las manos y, después de un momento, preguntole en voz baja: ¿Quiere vuesa merced pasar al estrado? Allí encontrará a mi hija Beatriz con algunos galanes y amigas que ella ha reunido.

Entre seria y afable, que el alma de cántaro aquel debió de quedarse cortado. Después eran pormenores sobre los cuidados del hijo a la madre en su última enfermedad.

Cuenta Villalonga que hace años hablaba Casa-Muñoz disparatadamente, y sostiene y jura haberle oído decir, cuando aún no era marqués, que las puertas estaban herméticamente abiertas; pero esto no ha llegado a comprobarse. Dejando a un lado las bromas, conviene decir que era el marqués persona apreciabilísima, muy corriente, muy afable en su trato, excelente para su familia y amigos.

Palabra del Dia

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