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Actualizado: 15 de noviembre de 2025
Hijo de la tierra, yo te conozco; igualmente que los secretos a que debes tu poder, te conozco por un hombre de pensamientos profundos, estremoso en el mal y en el bien, fatal a los otros y a ti mismo; te esperaba, ?que quieres de mi? Admirar tu hermosura, nada mas.
Clara se iba á vivir con aquellas misteriosas señoras, en cuya casa, según Coletilla decía, no habían penetrado las ideas del día. Hacía tiempo que él tenía este deseo para vivir más á sus anchas; pero nunca se hubiera atrevido á proponerlo á las tres venerables matronas, si éstas, con una generosidad que él no se cansaba de admirar, no se lo hubieran indicado.
Es preciso no olvidar que las ideas comunes de tiempo y velocidad, las examinamos en su region mas trascendental; y que por tanto, no es de admirar que nuestro espíritu al salir de la esfera en que vive por lo comun, se halle con una atmósfera nueva, en que le parezca descubrir cosas contradictorias.
«Sí, Señor Excelentísimo, sí, católico auditorio, aquellos habitantes de las orillas del Nilo, aquellos ciegos cuya sabiduría nos mandan admirar los autores impíos, adoraban el puerro, el ajo, la cebolla». «¡Risum teneatis! ¡Risum teneatis!» repetía encarándose con el perro de San Roque, que estaba con la boca abierta en el altar de enfrente. El perro no se reía.
El mercader de ropas hechas pone á los sastres como hoja de peregil: el sastre viste al mercader de ropa de pascua; y no sabemos qué admirar más, si la ironía del mercader ó la del sastre. En punto á comprar y vender, todo el mundo es poeta á su modo, literato, erudito.
Al concentrar la atención en su primo, volvía á admirar sus manos; aquellas manos únicas, que parecían dotadas de vida y pensamiento aparte; que iban instintivamente, entre el montón de papeles, en línea recta y sin vacilación hacia aquello que deseaba la voluntad. Eran como animales independientes puestos al servicio del cuerpo, pero con fuerza propia para vivir por sí solas.
Al ver la trucha resbalar rápida por la masa líquida como un rayo de luz, no nos contentamos con sólo admirar la forma prolongada de su cuerpo y la maravillosa rapidez de sus movimientos, sino que lamentamos también no poder coger al animal y tener el placer de comérnoslo.
La joven bajaba a la sazón los ojos, e inclinaba el semblante llena de rubor; pero cuando lo alzó para saludarnos, pude admirar sus ojos negros, aterciopelados y que velaban largas pestañas, así como sus mejillas color de rosa, su nariz fina y sus labios rojos y frescos. ¡Era muy linda! ¿Qué penas podría tener aquella encantadora montañesa?
Entre estas las mas notables son las de manuscritos y antigüedades, donde pudimos admirar obras de caligrafía, escultura en marfil y miniatura verdaderamente maravillosas.
¡A quien no admirar
Palabra del Dia
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