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Actualizado: 30 de abril de 2025
Los médicos también afirmó Salvatierra con su fría tranquilidad. Hubo un murmullo de asombro y extrañeza, como si el público que le admiraba fuese a reírse de él. Los médicos también, porque el día que triunfe nuestra revolución se acabarán las enfermedades.
Gabriel alababa al leer esto la prudencia y la tolerancia del buen moro Abu-Walid; pero aún admiraba más, con entusiasmo de seminarista, a aquellos prelados fieros, intransigentes y batalladores, que atrepellaban leyes y pueblos para mayor gloria de Dios. El arzobispo don Martín es capitán general contra los moros de Andalucía, conquista villas y acompaña a Alfonso VIII en la batalla de Alarcos.
Su entusiasmo había caído con sus esperanzas, y la decepción material había matado brutalmente al sentimiento ideal que por un instante le había transportado en sus alas. Admiraba en sus adentros la presciencia adivinatoria de la condesa, que siempre intervenía en el momento decisivo y que acababa de detenerle en el borde del abismo en que iba a dejarse caer imprudentemente.
Y todo lo miraba el hidalgo, y de todo se admiraba, especialmente cuando, después de haberse limpiado don Quijote cabeza, rostro y barbas y celada, se la encajó; y, afirmándose bien en los estribos, requiriendo la espada y asiendo la lanza, dijo: -Ahora, venga lo que veniere, que aquí estoy con ánimo de tomarme con el mesmo Satanás en persona.
El beneficiado admiraba al Magistral, creía en su porvenir, se le figuraba obispo, cardenal, favorito en la corte, influyente en los ministerios, en los salones, mimado por damas y magnates. La envidia del beneficiado soñaba para don Fermín más grandezas que el mismo Magistral veía en sus esperanzas. La mirada de este fue en seguida, rápida y rastrera, al confesonario de que salía el envidioso.
Traía el cesto bien repleto, y fue sacando cosas y mostrándoselas a Isidora, que admiraba la bondad y baratura del género. «El primer gasto, hijita, ha sido para comprar estos tres libros de cuentas dijo Relimpio, mostrando dos enormes y uno pequeño. El Mayor, el Diario y el Provisional. Sin esto no haremos nada, porque la base del orden es una contabilidad perfecta... ¿Ves? Aquí está la langosta.
Doña Cristina, creyendo que esta definición tan clara era obra de su sobrino, admiraba su talento.
La admiraba, como a su pesar; la tenía por una perdida a la alta escuela... y esto mismo la atraía, a pesar de ciertos asomos de envidia con que iba mezclada la admiración.
Guimarán con los brazos cruzados también, entre la alcoba y la sala, admiraba lo que él llamaba la muerte del justo. Carraspique había corrido a Palacio.
Admiraba la flora europea de todas las latitudes, educada en cierto modo por la civilizacion, embellecida con el arte, en cuanto este puede embellecer la naturaleza.
Palabra del Dia
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