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Actualizado: 26 de mayo de 2025
El extranjero que se pasee por sus montañas, admira el bosque por la belleza de sus árboles, por el contraste de su verdor con la blancura de las nieves. Pero ellos le deben la vida y el reposo. Gracias á él, pueden dormir tranquilamente sin el temor de ser aniquilados una noche.
Desde tu huesa, que el ciprés corona, oye la sinfonía de mi lira; es la canción que a tu memoria entona el bardo filipino que te admira... Para esculpir tu nombre giganteo, para encumbrar tu gloria soberana, arrancaré la lira de Tirteo y el estro portentoso de Quintana.
Lo que admira no es el sistema de Condillac, sino la candidez de su autor: y todavía mas el que siquiera por breve tiempo, haya podido tener numerosos secuaces un sistema tan superficial y tan pobre.
Ahora ya sólo Dios podría inspirarte celos. Tu abnegación es sublime: me admira... Y me causa envidia agregó, bajando la voz. Hija mía dijo el ministro de Dios, su amiga, su hermana Antoñita ha acudido a su llamamiento. Acaba de llegar; ahí está. Antonia, al verse descubierta, lanzó un grito y vertiendo abundantes lágrimas se acercó a la enferma.
Capítulo II. Aspecto esterior e interior de Teruel. La puerta de San Salvador. La de la Anda-quilla. La de la Traición. El auto de fe. El Acueducto de Teruel. Vista por fuera la ciudad de Teruel admira por su posición soberbia y por la magestad de sus altas y moriscas torres coronadas de caprichosos arabescos y levantadas sobre arcos que por su pie abren paso a la calle con pintoresca osadía.
Si nos admira en este drama el desarrollo de la fábula, por el ingenio delicado de su autor, no nos encanta menos su argumento principal por los caracteres de Don Carlos y de Leonor, trazados con tanta fuerza como gracia: el del uno, de nobles y magnánimos pensamientos, y arrastrado, no obstante, por esas mismas cualidades á concebir sospechas injustas, y el de Leonor, por su dulzura y por su afecto constante á aquél, que tanto la ofende.
Fabrice examinó el diseño, le hizo una ligera corrección y, devolviéndoselo: ¡Qué amable ha estado usted con mi hija! le dijo. ¡Admira a usted eso! No, seguramente... pero...
¡Qué sabes tú de lo que son capaces o incapaces los seres humanos! replicó alzando los hombros con desdén . Lo ha dicho con profunda sabiduría el maestro alemán, el maestro clarividente: sólo cuando llegamos a cierta edad comprendemos en qué cueva de bandidos hemos caído. García no sólo te quiere entrañablemente, sino que te admira como a ningún otro hombre.
La variada primavera ofrece De sus varias colores la abundancia, Con que á la vista el gusto alegre crece. La prodigalidad, la exorbitancia Campean juntas por el verde prado Con galas que descubren su ignorancia. Una doncella ví desde la planta Del pie hasta la cabeza asi adornada, Que el verla admira, y el oirla encanta.
Los pechos se hinchaban con angustia, como si quisieran comunicar su fuerza á las abrumadas bestias. Era una diversión de raza primitiva, de pueblo en la infancia que aún no ha llegado á la vida del pensamiento y admira la fuerza como la más gloriosa manifestación del hombre.
Palabra del Dia
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