Vietnam or Thailand ? Vote for the TOP Country of the Week !

Actualizado: 18 de junio de 2025


Pasó bien media hora, y ya empezaba á impacientarme cuando sentí pasos. Preparé la linterna. Pero la persona que se acercaba traía luz: entró precipitadamente en el dormitorio, y miró con avidez: era la duquesa de Gandía, que siguió adelante y entró en el oratorio. Poco después salió pálida, aterrada, murmurando: ¡Dios mío! ¿dónde está la reina?

De todos modos existía entre ambas una corriente de inquietud que las hacía padecer, por diverso modo, los ratos en que estaban juntas. D.ª Carmen cayó al fin en la cama para no levantarse. Clementina pasaba allí todo el día. El terrible momento se acercaba. Al fin una madrugada, entre dos y tres, llamaron con alarma en el hotel de Osorio dos criados del duque. La señora agonizaba.

En sus ojos, de mirar suave y apacible, se notaba constantemente el extravío del terror; en torno de ellos el sufrimiento había trazado un círculo violáceo. Hablaba muy poco, no reía jamás. Cuando la dejaban en paz, sentábase en cualquier rincón y permanecía inmóvil mirando a un punto fijo, o bien se acercaba al balcón y escribía en los cristales con el dedo.

No pudo oír replicar el soldado, pues María ya traspuso por entre las sombras de los árboles desde la primera palabra, y la blanca alcandora que vestía flotaba entre el verde obscuro de los ramos. María se acercaba hacia la aldea diligentemente, para ayudar con su brazo los cansados pasos de su tío en el subir el recuesto fatigoso que ya hemos apuntado.

Con aquello de que su papá tenía cinco vapores en el muelle y arreaba cuatro jacos de primera cuando salía a paseo, y en todas partes se presentaba soplando por la trompeta, estaba la chica que cualquiera se acercaba a ella. El papá, que la quería tanto como Dios quiere a su madre, la cumplía todos los gustos, y, claro, la niña decía ¡pa riba! Llegó a tener más humo que echa una locomotora.

No pudo menos de recordar cuán fatigosamente, y con cuántas paradas para recobrar aliento, había recorrido ese mismo camino tan solo dos días antes. Á medida que se acercaba á la ciudad fué creyendo que notaba un cambio en los objetos que le eran más familiares, como si desde que salió de la población no hubieran transcurrido solamente dos ó tres días, sino muchos años.

Sin embargo, al cabo de algunos momentos percibí un murmullo no lejos, y a fuerza de mirar con intensidad, logré ver el bulto de un sacerdote sentado en una silla próxima a la puerta y el de un caballero que, de rodillas delante de él, se estaba confesando. El cura tenía un brazo echado sobre el cuello del penitente y acercaba el oído a su boca.

La marquesa había dicho a su médico que probablemente necesitaría tomar, durante el verano que se acercaba, algunas aguas sulfurosas y quizás también algunos baños de mar; pero «caserito todo ello, y a lo pobre». Quería dar a entender que en puntos de poco ruido aristocrático y en España.

Estas tablas tenían pie y medio de ancho por tres de largo, y llevaban en medio agujeros disimulados con cera para sujetarlas a los pies. Terminados los preparativos, nos dedicamos a esperar un día obscuro. La luna comenzaba a menguar, pero aún las noches eran bastante claras. A medida que el momento se acercaba, me sentía intranquilo y febril.

La hermosa casa que había mandado construir sobre las arenosas colinas, parecíale a veces solitaria y triste. A menudo, sorprendíase a mismo, tratando de reconstruir con las graves facciones de Carlos las de aquel niño cuyo vago recuerdo tanto le ocupó en el pasado y que tanto hoy le preocupaba. Imaginábase que era ésta señal de que se le acercaba la vejez y con ella una nueva infancia.

Palabra del Dia

lanterna

Otros Mirando