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Actualizado: 28 de mayo de 2025
Entonces, y como la atracción que le impulsaba hacia el cadáver era más poderosa á medida que se acercaba á él viendo que por codos no podía abrirse paso, dió á gritar de una manera desentonada: ¡Dejadme, dejadme pasar, por Dios! ¡quiero verla! ¿no oís que quiero verla antes de que se la lleven? ¡Dejadme pasar! Y redoblaba sus gritos.
Sintióse arrastrar sin ver quién le arrastraba; fuerzas descomunales tiraban de sus puños, le golpeaban la espalda, le impelían hacia fuera, sintió abrirse la puerta con estrépito, sintió que su cuerpo recibía una fuerte sacudida, sintióse arrojado y libre de aquellos brazos terribles; cayó al suelo.
Y la puerta tornó a abrirse y cerrarse suavemente. El señor de Elorza continuó inmóvil, en la misma postura que le había dejado su hija, sentado, con las manos enlazadas y la cabeza inclinada sobre el pecho. El cuarto quedó en tinieblas. Los ruidos de lo exterior se fueron apagando lentamente.
La juventud, de quien suelen partir los impulsos generosos, los anhelos espirituales, no se ocupa actualmente sino en abrirse paso a codazos para llegar al poder, a la influencia, a la comodidad. Mi padre me decía que, en su tiempo, viendo un joven errar solitario con un libro entre las manos, se podía apostar a que este libro era de versos.
La puerta de la pieza volvió a abrirse, y una cruel amenaza le devolvió a la viuda la conciencia de su posición. Vamos gritó la condesa , ¿estáis empeñada en que os eche a la calle? Marta caminó hacia la puerta y salió de la casa vacilante, aniquilada, deshecha y casi sin ideas.
Por otra parte, examinándolo bien, tal vez no están del todo justificadas las desaprobaciones que usted teme... Simón es un hombre superior, es muy querido y aun popular en todo el país, y si un día le tienta la política, no hay duda que puede abrirse camino hasta llegar al Parlamento.
En ciertos pasos estrechos, el remo no puede abrirse paso; el mar constituye una masa sólida. Millones y más millones, ¿quién sería osado á contar el número de esas legiones? Dícese que en una ocasión, cerca del Havre, halló un pescador en sus redes ochocientos mil arenques, y en un puerto de Escocia se pescaron once mil barriles en una sola noche.
La cama de palo santo con pabellón de brocatel de seda, cubierta por una colcha de damasco azul, un armarito de ébano con incrustaciones de marfil, que servía de escritorio al abrirse, una butaca confidente de raso azul, un tocador con espejo, forrado también de raso al igual que las paredes, un armario de espejo, de palo santo como la cama, y algunas sillas doradas.
Pero no me gusta esperar dijo Ruperto; y comprendí que iba a poner de nuevo sus manos sobre Antonieta, cuando oí el ruido que hacía una puerta al abrirse dentro de la habitación, y una voz que decía ásperamente: ¿Qué hace usted aquí, señor mío?
No me importa saber a cómo valen el ladrillo pintón y las alfargías... Mamá, ponte de centinela y aquí no me entra más que Estupiñá. Que venga Placidito, para que me cuente sus glorias, cuando iba al portillo de Gilimón a meter contrabando, y a la bóveda de San Ginés a abrirse las carnes con el zurriago... Que venga para decirle: «lorito, daca la pata». ¡Pero, qué impertinente!
Palabra del Dia
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