United States or Saint Lucia ? Vote for the TOP Country of the Week !


Los niños ceden á un impulso de su organizacion, al buen ó mal estado de su salud, á la disposicion atmosférica que los afecta agradable ó desagradablemente; en desapareciendo estas causas se cambia el estado de sus espíritus: no se acuerdan del momento anterior, ni piensan en el venidero; solo se rigen por la impresion que actualmente experimentan. ¿No hace esto mismo millares de veces el hombre mas serio, mas grave y sesudo?

Hecho esto, el espejo de caballeros, según Pedro López, el integérrimo diplomático, el sesudo político, el anciano venerable y fervoroso que tenía ya un pie en el sepulcro, miró al reloj, enarcó las cejas y despidióse apresuradamente.

El señor Pulido desplegó las tres falanges de su dedo índice para decir, agitándolo de arriba abajo: «¡Lo dije, lo dije!», y el sesudo diplomático, con la energía de la constancia que no consiste en hacer siempre lo mismo, sino en dirigirse siempre al mismo fin, tomó por otro camino para llegar a su objeto, consolándose con que Napoleón cometió también faltas en la guerra de Rusia, Ciro en la de los Scitas, César en África y Alejandro en la India.

Un hombre de aventajado talento ha dado á luz una historia del levantamiento y revolucion de España en la época de 1808; y sin embargo, al tratar de las Córtes de Cádiz, al traves del lenguaje anticuado, y del tono grave y sesudo, bien se trasluce el jóven y fogoso diputado de las constituyentes.

En primer lugar, el amor del alma se confunde muy a menudo con los antojos del cuerpo; pero, aunque no se confunda, el amor, o lo que sea, se acaba luego, porque no duran más los incentivos que le producen; o si se conservan, pierden el encanto por la costumbre de verlos; el resultado es el mismo; lo que se llama amor, desaparece, y la venda se cae; y entonces, cuando los ojos contemplan asombrados lo muchísimo desconocido que tienen delante, la codicia de ello inflama los apetitos, y el hombre más sesudo y morigerado olvida sus deberes y se hace un glotón de cuanto ve.

O valiente garzon, mas que sesudo, Cómo estándo avisado, tu mal tomas, Entrando en trance tan horrendo y crudo? En esto las mansisimas palomas Que el carro de la diosa conducian Por el llano del mar, y por las lomas: Por unas y otras partes discurrian, Hasta que con Neptuno se encontraron, Que era lo que buscaban y querian.

El sesudo Mentor terminaba con protectora solicitud y paternal indulgencia: «Tu ligereza ha sido grande; pero inventa una disculpa, apresúrate a venir y trataremos de arreglarlo».

»La que yo le relataba, no podía tener en mis labios más que un objeto solo: el de dársela a conocer como una desventura mía, necesitada del dictamen sesudo y de los consuelos cariñosos y desinteresados de «un buen amigo». Mi derecho no alcanzaba a más..., ni siquiera a disminuir un poco los motivos que yo tenía para sentir allá dentro, muy adentró, el frío de aquella inalterable serenidad, por más que este detalle fuera suceso previsto como posible en mi programa.

Melchor dispuso que su padre se quedara en Madrid para cuidar la casa. ¡Atroz destierro y pesadumbre para D. José! Según el bien meditado plan del sesudo Melchor, este iría y vendría, residiendo algunos días en El Escorial y otros en Madrid, pues sus negocios no le permitían abandonar la Corte sino por poco tiempo. Cumpliose fielmente el programa.

En una contrabarrera pavoneábase orgulloso el marido de Encarnación, la hermana del diestro, un talabartero con tienda abierta, hombre sesudo, enemigo de la vagancia, que se había casado con la cigarrera prendado de sus gracias, pero con la expresa condición de no tratar al «maleta» de su hermano.