United States or Mongolia ? Vote for the TOP Country of the Week !


El catedrático oyó el grito, les vió y adivinó de qué se trataba. ¡Oy, tu! espíritu sastre, le interpeló; yo no te pregunto á , pero ya que te precias de salvar á los demás, á ver, sálvate á mismo, salva te ipsum, y resuélveme la dificultad. Juanito se sentó muy contento y en prueba de agradecimiento sacóle la lengua á su apuntador.

Y ántes que llegasen al pueblo, dos tiros de arcabuz, estaba poblado un pueblo pequeño, en el cual pueblo habia coca y ají; y la mujer de Ayar Oche, el que se perdió en la cueva, llamada Mama Guaco, dió á un indio de los deste pueblo de coca un golpe con unos ayllos y matóle y abrióle de pronto y sacóle los bofes y el corazon, y á vista de los demás del pueblo, hinchó los bofes soplándolos; y visto por los indios del pueblo aquel caso, tuvieron gran temor, é con el miedo que habian tomado, luego en aquella hora se fueron huyendo al valle que llaman el dia de hoy Gualla, de donde han procedido los indios que el dia de hoy benefician la coca de Gualla.

Sacole de su intensa meditación la voz de Obdulia, que desde hacía algunos minutos le observaba. Vamos, padre, no piense usted más en eso, y dígame de verdad si no está a gusto aquí. ¿En qué no he de pensar, hija mía? respondió el sacerdote poniéndose levemente colorado, como si ya se lo hubiese adivinado.

Sacóle de sus meditaciones la ronca voz del capitán, que dominando el tumulto de los elementos, le gritó: Mal gesto tenéis, señor caballero, y no me extraña, que yo mismo con haber navegado desde la infancia, no recuerdo haber visto nunca promesa tan segura de una tempestad deshecha. Mal día y peor noche nos esperan.

Permanecía, pues, acurrucado en su silla, vuelto de espaldas al sargento mayor, y haciendo como que comía; pero en realidad, aterrado, reducido á la menor expresión, anonadado. Pero de repente, sacóle de su anonadamiento una voz que conocía demasiado. Aquella voz había saludado al sargento mayor. Aquella voz era la del galopín Cosme Aldaba.

Mas sacóle de la puja don Lorenzo del Pedroso, el cual entró con una capa muy buena, la cual había trocado en una mesa de trucos a la suya, que no se la cubriera pelo al que la llevó, por ser desbarbada. Usaba éste quitarse la capa como que quería jugar, y ponerla con las otras, y luego, como que no hacía partido, iba por su capa y tomaba la que mejor le parecía y salíase.

Sacóle de su desvariado ensueño el ruido que produjo al caer á sus pies un erizo de castañas desprendido del árbol por la madurez, más que por el viento. Sin darse cuenta de ello, había tomado la carretera de la Segada, y notó con sorpresa que estaba ya bastante cerca del puente. La noche era fresca y apacible.

Pero en este caso le repugnaba doblemente porque nada halagüeño podía anunciar a su amigo y admirador. Sacóle del compromiso la aparición de una joven hermosa y elegantemente vestida que venía al encuentro de ellos por la acera del Principal. Aquí está la Amparo dijo con la gravedad displicente y desdeñosa que Ramoncito admiraba.