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Viendo pues que el rio Securi tomba ya un ensanche igual al que habia yo notado en el punto de su confluencia con el Mamoré, recobré el ánimo, esperando llegar bien pronto á encontrarme con este rio.

Mientras estas buenas gentes recordaban emocionadas mi hospedaje en su vivienda, fueron sacando todos los objetos que yo había dejado olvidados. Así recobré el cuento Venganza moruna, volviendo á leerlo aquella noche, con el mismo interés que si lo hubiese escrito otro. Mi primera intención fué enviarlo á El Liberal de Madrid, en el que colaboraba yo casi todas las semanas, publicando un cuento.

El último sentimiento que aun conservé un instante fue el de que Magdalena estaba en salvo, y me desplomé sobre el suelo. Allí mismo me recobré una o dos horas después, ya de noche, con el recuerdo incoherente de una escena espantosa. La campana anunciaba que la comida estaba pronta y hube de bajar. Me movía, tenía las piernas libres, pero me parecía como si hubiera recibido un golpe en la cabeza.

Recobré repentinamente mi sangre fría al ver tanta doblez y respondí con calma, casi con languidez. Tengo jaqueca; mira, estoy en traje de casa. Si quieres, no saldremos para ir á comer. Tengo aquí con qué improvisar una buena comida; nos quedaremos tranquilamente al lado del fuego y me harás compañía hasta muy tarde.

Fuera ya de la presencia de aquella mujer, recobré la facultad de analizar, de discutir y de comprender. Si no hubiera oído pronunciar mi nombre por aquella voz masculina que salía del cuarto tocador, acaso hubiese renunciado á establecer entre Lea Peralli y la cantante una relación que se hacía más vaga á medida que yo precisaba mis observaciones.

Tal vez algun hermano fatigado Náufrago de los mares de la vida, Recobre aliento en su alma dolorida Al encontrar tu paso señalado. De pié, en accion, con varonil pujanza! Y el corazon dispuesto á todo evento, Sigamos de la vida el movimiento Guiados por el Trabajo y la Esperanza. EL CEMENTERIO DE CAMPA

Son imprudentes, créamelo, pues si alguna vez la vergüenza pública me arrojara en sus brazos le despreciaría de tal modo, que aplastaría su corazón. , aun cuando fuese tan duro, tan helado como estas piedras, yo le sacaría sangre... yo le haría brotar lágrimas. Señorita dije con toda la calma de que pude disponer le suplico que se recobre, que vuelva á la razón.

Exaltado por el furor de los elementos, por el estampido del trueno, por el correr de las aguas, por el mugir de los árboles sacudidos, corría con alegría frenética. Cuando recobré la calma y encontré lumbre, pan, vestido seco, todas las dulzuras de la buena hospitalidad montañesa, casi echaba de menos la poderosa voluptuosidad que acababa de disfrutar allá fuera.

Tan luego mi esposa la duquesa recobre la salud, y espero que no tardará mucho, emprenderemos nuestra marcha con la gracia de Dios, para unirnos al grueso del ejército en Dax y poner á Vuestras Altezas en posesión de sus estados.

Guerras que se desarrollan al otro lado del planeta, en países que no conocemos ni nos importan un poroto; restricción de crédito, falta de dinero, Bancos a los que dan «corrida», como dicen allá, y que ven sus puertas llenas de gente que retira sus depósitos; propietarios que desean vender y no encuentra a quién; capitalistas extranjeros que no quieren hipotecar... y entonces, dos y dos son uno... dos y dos son nada... y el que no tiene aguante para esperar que la aritmética recobre su antigua originalidad, queda reventado para toda la siega.