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Allí, sobre el altar mayor y en el sagrado cáliz, cometieron sacrilegas profanaciones. Pero en medio de la danza y la algazara, la voz del ministro del Altísimo vibró tremenda, poderosa, irresistible, gritándoles: ¡Malditos! ¡Malditos! ¡Malditos! La sacrílega orgía se prolongó hasta media noche, y al fin, rendidos de cansancio, se entregaron al sueño los impíos.

Habiéndose adelantado el clero á traer á la tierra lo sobrenatural, no temieron los legos representar, empleando las imágenes y las palabras y sin miedo á profanaciones vituperables, los augustos misterios de la fe; vasto campo se abría por este camino al arte y á la poesía española, que podía hollar confiada, al contrario de lo que sucedía en otras naciones, que sólo podían recorrerlo con timidez, no revistiendo el culto de formas extrañas tan perceptibles.

A Jacinta le causaban miedo aquellas profanaciones; pero las consentía y toleraba, poniendo su pensamiento en Dios y confiando en que Este, al verlas, volvería la cabeza con aquella indulgencia propia del que es fuente de todo amor. Todo era para ellos motivo de felicidad. Contemplar una maravilla del arte les entusiasmaba y de puro entusiasmo se reían, lo mismo que de cualquier contrariedad.

Quitó el cabildo á peticion de este obispo las completas que se decian con música los sábados de cuaresma por varias profanaciones de la gente de ambos sexos que concurria por via de recreacion al templo.

¡Muera! ¡muera Punto! y los cuchillos brillaron. Eso no es todo añadió ; los crímenes y las profanaciones del maldito recaerán sobre vosotros, y el señor obispo ha ordenado que os prendan o que os den muerte como a los lobos de la sierra, por haberos unido a un renegado. ¿El santo pastor cambia sus ovejas por lobos? ¡Qué milagro! añadió el filósofo.

Comenzó, empero, á inutilizarla un prelado tan lleno de celo religioso como de ignorancia artística; y desde entonces ¡qué de profanaciones! ¡qué de absurdos! ¡Ay! ¿quién sabe si la exagerada de otro prelado llegará un dia á querer destruir las paredes del santuario musulman para erigir un altar bajo su concha de alabastro? ¡Quién sabe si para acabar de hacer triunfar el cristianismo sobre el islamismo hará saltar los ricos mosáicos que cubren los brillantes muros del vestíbulo!

Pero con el nuevo aspecto de las cosas, ignorado por los bandidos; con la casa llena de mujeres, y la muerte, con su cortejo de lágrimas y de ceremonias y accesorios patéticos, enseñoreada de ella, ¡qué perturbaciones y qué escándalos y qué profanaciones y sacrilegios no produciría una batalla en el estragal, a tiro seco, con sus correspondientes blasfemias y alaridos, y cadáveres ensangrentados y palpitantes!

Sea de todo ello lo que quiera, y ciñéndome yo á mi papel de cronista y de fotógrafo, diré que la Casa de la Salina, en medio de lo mucho que la han deteriorado el abandono en que estuvo largo tiempo y el bajo empleo á que se la destinó después, y no obstante las recientes profanaciones de que ha sido objeto al tratar de convertirla en casa moderna, cerrando nobilísimos arcos y poniendo en su lugar puertas, balcones, ventanas y todo un entresuelo, conserva aún, por dentro y por fuera, columnas, medallones, arcos, bustos, estatuas, mensulones, cornisamentos, escudos y centenares de figuras de animales fantásticos y caprichosos, que son otras tantas maravillas.

Se tomaban confianzas que eran profanaciones; adquirían pronto una familiaridad importuna que daba ocasión a las calumnias de los necios y de los mal intencionados».

Poner la mano decía en un héroe como Riego, es la mayor de las profanaciones. ¿Y qué ha hecho Zaragoza? ¡Oh! la ciudad en que tal cosa ha pasado permaneció muda y permitió que su Capitán General fuera destituido; dejó que un vil esbirro manchara la sagrada investidura de la autoridad, despojando de ella á Riego.