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Aunque siguen siendo perdidas para nosotros la mayor parte de sus comedias, poseemos algunas, hasta una de ellas en su autógrafo, de las que sabemos indubitadamente que corresponden a este período. También entonces escribió Lope la novela pastoril La Arcadia, primera de sus obras extensas que había de ser impresa, en la que, bajo figura de pastores, introduce a su protector y a sus amigos.

Ha corrompido a Marta como a Rosalía, por medio de dinero y de promesas, para favorecer sus proyectos. Ahora lo comprendo todo. Ha huído para ir a advertir a Federico que Elena va a ser conducida a la casa de sanidad. Tiene esperanza de impedirlo. Vamos, Mathys, poseemos los medios infalibles para frustrar su esperanza.

Es evidente que nosotros podemos reunir en un concepto estas dos ideas: extension en general, y negacion de límite; y si á esto se llama idea de una extension infinita, es claro que poseemos dicha idea.

Abentofail hubo de ser, sin duda, un escritor muy fecundo: lo que llamamos ahora un polígrafo. Escribió de astronomía, de medicina y de varios otros asuntos; pero todo o casi todo se perdió, y sólo poseemos las aventuras de Hay Benyocdan o sea El filósofo autodidacto, aceptando el título que se ha dado a la novela al traducirla en latín de la lengua arábiga.

Cuando yo monto en mis talleres una máquina nueva, es para hacerla producir y que no descanse. Nosotros poseemos el primer ejército del mundo, y hay que ponerlo en movimiento para que no se oxide. Luego añadió con pesada ironía: Han establecido un círculo de hierro en torno de nosotros para ahogarnos. Pero Alemania tiene los pechos robustos, y le basta hincharlos para romper el corsé.

Lo más común es no tener château, ni algo que remotamente se le asemeje, ni en la Península ni en la vasta extensión del continente europeo; pero esta falta se suple o se disimula si poseemos una casa de campo, una casería o un cortijo, lo cual, hablando en francés, puede calificarse de château, sin gran escrúpulo de conciencia.

Todos sabemos que en los cuatrocientos años que hace ya que poseemos á Cuba, sólo durante quince ó veinte ha habido sobrantes en las Cajas de Ultramar. En los otros trescientos ochenta y tantos años, Cuba no nos ha valido sino gastos, sacrificios y desazones. ¿Pues entonces dirá el Sr. Clarence King por qué España no abandona á Cuba?

Los hechos que poseemos de este medicamento tienen el doble inconveniente de ser incompletos y de estar basados en datos rutinarios.

Nuestros padres tenían servidores abnegados: nosotros sólo poseemos unos grandísimos pillos que medran a nuestra costa, y, en el fondo, tal vez salgamos ganando. Nuestros padres, que se veían amados por estas gentes, creíanse obligados a pagarles en la misma moneda. Sufrían sus defectos, asistíanlos en sus enfermedades, alimentábanlos en su vejez: esto era insoportable.

Poniendo término a la cuestión de si Pizarro supo o no firmar me decido por la negativa, y he aquí la razón más concluyente que para ello tengo: En el Archivo General de Indias, establecido en la que fué Casa de Contratación en Sevilla, hay varias cartas en las que, como en los documentos que poseemos en Lima, se reconoce, hasta por el menos entendido en paleografía, que la letra de la firma es, a veces, de la misma mano del pendolista o amanuense que escribió el cuerpo del documento. «Pero si duda cupiese añade un distinguido escritor bonaerense, don Vicente Quesada, que en 1874 visitó el Archivo de Indias , he visto en una información, en la cual Pizarro declara como testigo, que el escribano da fe de que, después de prestada la declaración, la señaló con las señales que acostumbraba hacer, mientras que da fe en otras declaraciones de que los testigos las firman a su presencia».