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Sus manos eran de reina, sus pies de niña, los ojos como violetas claras mojadas de rocío..., pero tenía en su casa para abrir la puerta una hermana de dieciocho años, tísica, que daba compasión. ¡La antesala del placer parecía custodiada por el ángel de la muerte! ¿Leonor?... No la recordaba bien... ¡Ah, ! La insaciable; hembra peligrosísima.

Muy bien asentí; y diez minutos después la acompañaba hasta abajo y le hacía subir, sonriendo dulcemente, en su elegante victoria, cuyo cochero y lacayo vestían ahora de luto. ¿No es verdad que suponen ustedes que estaba jugando una peligrosísima partida? Y era así, en efecto, como después tendrán ocasión de verlo.

Esta misma circunstancia, aunque por otro término, concurre en el Rio Negro, pues ademas de ser peligrosísima su entrada, no la permite la barra sino á embarcaciones menores, como bergantines, zumacas ó lanchas que calan muy poca agua, y este es el parage en que se encuentran tierras que cultivar, pero tan corta que es solo la que baña el rio en sus mareas: y aunque no obstante esto pudiera continuarse la poblacion, sin embargo de las incomodidades y riesgo de los indios, que atrae el haber de hacer las siembras á la parte del sud, como lo explica D. Basilio Villarino en su informe número 8, no veo utilidad en su aumento, por no ser puerto capaz de embarcaciones mayores, por la falta de comercio con esta provincia: pues por tierra median muchas naciones de indios infieles en la dilatada pampa, desde aquel rio hasta Buenos Aires, y por mar, es preciso esperar la estacion del verano, porque la navegacion del rio arriba ofrece grandes dificultades en sus corrientes y tornos.

Al O. Samar, Leyte y Mindanao le separan del Pacífico, con el que sólo comunica por algunos estrechos de tan corta latitud que en la subida y bajada de mareas su navegación es peligrosisima por la impetuosa corriente de las aguas que los cruzan.

No me atrevo, en medio de este temporal, a intentar ahora la travesía del golfo ni a dirigirme hacia las islas de Eduard Pellew, Wellesley o Groote. Más tarde procuraremos ganar las playas septentrionales de la tierra de Arnheim. ¡Atención a la vela, muchachos; y , Horn, cuidado con los golpes de mar! Perded cuidado, señor Stael. La situación de los náufragos de la Hai-Nam era peligrosísima.

Tiene la ignorancia del que no experimenta la realidad de la vida humana, el deseo aturdido y desordenado del que desea experimentar, y la malicia peligrosísima del que anhela una dicha que ignora. Al salir del colegio se figura la colegiala que viene al mundo, se figura que acaba de nacer; y aún á despecho suyo, tiene la volubilidad, los antojos y el ánsia de un niño.

Yo no debí poner los ojos con tanta complacencia en esta mujer peligrosísima. No me juzgo perdido; pero me siento conturbado. Como el corzo sediento desea y busca el manantial de las aguas, así mi alma busca a Dios todavía.