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La telaraña es un regalo de Dios, que vela por nuestra salud. Tamiza el aire, le quita los malos bicharracos que dan las enfermedades, se come a los microbios y demás insectos...

Esto es libertad, libertad para los microbios, y lo demás es cuento. ¿Sabe usted cuánto peso he perdido durante mi estancia en Inglaterra? Pues muy cerca de una diezmillonésima de miligramo. ¡Para que digan que Inglaterra es un país más libre que España!... Además, en España uno puede cultivar el trato de toda clase de microbios, y esto siempre es instructivo.

Aunque haya caído del cielo en gotas cristalinas y oxigenadas, de la inmovilidad del charco o del pantano se enturbia, poblándose de inquilinos dañosos, de microbios, infusorios, larvas y guzarapos.

Y, al igual de los caciques, los microbios, sin duda, pensaban también que España era el país más liberal del mundo. ¡Qué lástima que la libertad práctica no pueda ser absoluta como la libertad teórica! ¡Qué lástima que nuestros intereses no coincidan con los de los microbios! ¡Qué lástima... para los microbios!...

Sin dejar de creer en todo lo que enseña la Doctrina cristiana, los hombres, en mi sentir, pueden haber inventado ó descubierto la pólvora, la imprenta, la brújula, el pararrayos, el telégrafo, el teléfono, la fotografía, la mecánica celeste y la terrestre, las estrellas más remotas, los microbios y el protoplasma: pero, si algún poeta entiende de buena fe que Dios se oponía á que inventásemos y descubriésemos todas esas cosas, que quizá hagan la vida menos aburrida y amarga, y que con auxilio del diablo las hemos inventado y descubierto, mejorando y sublimando nuestra condición, yo le aplaudo si compone un himno á diablo tan benéfico, á quien llama él Satanás porque se le antoja, y á quien seguiré llamando energía y luz interior que pone Dios en el alma, hecha á su imagen y semejanza.

Los conocía; eran á modo de microbios, de gérmenes maléficos, adheridos á él para siempre. Y deseaba que su sabio amigo encontrase un antiséptico para exterminarlos. Además dijo Novoa , si existen probabilidades de ganancia, estas probabilidades son proporcionales á las fortunas de los jugadores. Un jugador pobre tiene menos probabilidades de ganar que otro que disponga de capitales.

Claro, como que los malos gobiernos son como los microbios en el cuerpo, que lo devoran y destruyen, si no se les expulsa a tiempo, y para esto se necesita un enérgico medicamento. Agapo se irguió en el banco, animándose con la idea de ejecutar las hazañas que decía; allí, al pie de la Pirámide, para escarmiento, con mucho alarde de tropas y de pueblo; ¡qué función de gala!

Gener, por boca del Padre Eterno que imagina, convertir el veneno en bálsamo, el dolor en placer, las espinas en rosas y los microbios patógenos en microbios deleitosos. Pero, si nos incumbe hacer todo esto, no está bien que nos crucemos de brazos y prescindamos de nuestra incumbencia.

Si parece que su marido no le hace mucho caso, no recurra a los celos; éstos son mal excitante, que dejan en pos de microbios de reproches y de discusiones. Tampoco sirve de nada una visible tristeza; la mujer triste pierde mucho de su encanto o impacienta a su marido. Cierto que excita a los otros; lo cual es una compensación... DORA. ¡Una compensación para las coquetas...!

No los había visto nunca, por ser una mísera ignorante; pero su abuelo y su padre, grandes «machis», ó sea curanderos mágicos, tenían frecuente trato con estos demonios pequeñísimos. Sólo los sabios indígenas podían conocerlos. Algunos médicos gringos pretendían haberlos visto igualmente, dándoles en su lengua el apodo de «microbios», pero ¡qué sabían ellos!...