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Era cosa semejante al allanamiento de las moradas aristocráticas por la irritada y siempre sucia plebe. Sonaba el odiado trueno de las revoluciones, y destruidas las clases, el fiero populacho quería infamar las grandes razas emparentándose con ellas.

Las trapacerías del hambre formaron una arte honrosa y sutil, que tuvo su romancero y sus manuales, sus poetas y bachilleres. El mal atacaba más duramente a los hidalgos de patrimonio extinguido, cuya estirpe clara y antigua no les permitía infamar sus manos en los oficios.

Lo cierto es, que los diez y seis lugares con que quiere Clerico infamar á S. GERÓNIMO, pretendiendo que este se valió de ellos para volver odioso á VIGILANCIO, con grande arte los pone en obra para hacer odioso á este Santo Doctor.

«No es caso nuevo ni mucho menos decía . Los libros están llenos de casos semejantes. ¡Yo he leído mi propia historia tantas veces...! ¿Y qué cosa hay más linda que cuando nos pintan una joven pobrecita, muy pobrecita, que vive en una buhardilla y trabaja para mantenerse; y esa joven, que es bonita como los ángeles y, por supuesto, honrada, más honrada que los ángeles, llora mucho y padece, porque unos pícaros la quieren infamar; y luego, en cierto día, se para una gran carretela en la puerta, y sube una señora marquesa muy guapa, y ve a la joven, y hablan, y se explican, y lloran mucho las dos, viniendo a resultar que la muchacha es hija de la marquesa, que la tuvo de un cierto conde calavera?

Sírvame de excusa que ya mi mayor delito había sido varias veces confesado, y la consideración de que cada vez que le confieso de nuevo hago sabedora á una persona más del deshonor de quien me ha dado su nombre. Todo lo sabe V. sin que yo se lo haya dicho. Bendito sea Dios, que me humilla como merezco, sin que yo, tan culpada, cometa la nueva culpa de infamar á mi pobre marido.

¡Oh!, una gran posición... El papá de este niño, si no me engaño, debe de estar ahora tomando aires en Ceuta. Eso, eso no indicó Jacinta con rabia . ¿También quieres infamar a mi niño? Dámele acá... ¿No es verdad, hijo, que tu papá no...? Todos se echaron a reír. Consolábase ella de su desairada situación besándole y diciendo: «Mirad cómo me quiere.

Y Iošeph šu marido, como era jušto, y no la quišiešše infamar, quišola dexar šecretamente. Y penšando el ešto, heaqui que el Angel del Señor le apparece en šueños, diziendo: Iošeph hijo de David no temas de^ recibir