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El jardín de Falerina. Darlo todo y no dar nada. De un castigo tres venganzas. ¿Cuál es mayor perfección, hermosura ó discreción? Luis Pérez el Gallego. Mujer, llora y vencerás. Basta callar. La Virgen de los Remedios. Auristela y Lisidante. Mejor está que estaba. Mañana será otro día. El mágico prodigioso. San Francisco de Borja. Los dos amantes del cielo. Amigo, amante y leal.

Pero no borró el mar de igual manera en Jucef el recuerdo, que no hay onda que lave la conciencia y que se lleve lo que al hinchado corazon sofoca, lo que en el alma perdurable grita, lo que eterno ante Dios sangriento llora. Y por eso Jucef del mirab santo la blanca piedra con la frente choca, y ruega á Allah con llanto de agonía perdone, al ménos á su Leila hermosa.

Hay una edad en que el dolor se disuelve en las lágrimas como la sal en el agua; después, aunque se llore, también se sufre, y al fin ya no se llora, pero se sigue padeciendo.

La señora volvió a decirle: Vamos, hijo mío, no llores... Anda, Calixto, no seas pazguato, dile algo a ese niño... ¿No ves que llora?... ¿Cómo te llamas, hijo? Paquito Luján respondió el niño. Pues no llores, Paquito, que tu mamá te estará esperando en casa... Mira, Calixto, dale una de las cajas de dulces que te he traído..., o mejor será que le des las dos; yo te compraré otras.

Ella se había apiadado del dolor del gigante, de la mueca desesperada del pobre patriarca, y con la conmiseración maternal que siente toda mujer por un hombre que llora, lo había tomado en sus brazos, apoyándole la cabeza en uno de sus hombros desnudos, acariciándole las barbas encanecidas.

Una violenta expresión de ira se pintó en el rostro de la señora al oír este nombre; volvióse bruscamente hacia una joven que la acompañaba, y exclamó con más impetuosidad que prudencia: Pero, ¿has visto?... ¡Si esto clama al cielo!... ¡Pícara madre! ¡Pícara madre!... Mientras este ángel llora, estará ella escandalizando a Madrid como acostumbra.

Y lo más notable del caso es que a cada escapatoria se representaba la misma comedia y con igual aparato. La mujer se marcha, el marido llora que se las pela, vuelve ella, consuélase él. Y siempre se la llevan, y siempre la recobra. ¡Ya ve usted si necesita tener paciencia ese marido!

694 Vierten lágrimas sus ojos, pero su pena no alivia; en esa constante lidia sin un momento de calma, contempla con los del alma felicidades que envidia. 695 Ningún consuelo penetra detrás de aquellas murallas; el varón de mas agallas, aunque más duro que un perno, metido en aquel infierno sufre, gime, llora y calla.

Sea de esto lo que fuere, lo cierto es que aquella mujer está preocupada, está triste, muy triste. Algo llora, ó algo espera. Yo, adelantando el discurso, como sucede en tales casos, creí leer en aquel bulto negro una historia de amores y de penas, aunque historia de penas debe ser siendo historia de amores. El amor es sin duda alguna lo que cuesta más penas en este mundo.

te fías del refrán «mujer, llora y vencerás». No, morena; hay otro que dice «en cojera de perro y lágrimas de mujer, no hay que creer». Guarda tus lágrimas para el teatro, que aquí no estamos representando comedias. Mira lo que haces: si juegas falso, peligra la vida de un hombre. Conque, cuenta con lo que haces. Mi amor no es cosa de recetas ni de décimas.