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Contome varias anécdotas de los allemani, que exhalaban todas un fuerte aroma del desierto, y sobre todo guardaban cabal armonía con la siniestra casa: habló de cómo Ingomar había muerto algunos osos terribles, cuyas pieles cubrían su cama; de cómo cazaba gamos, de cuya piel hermosamente adornada y bordada por su esposa, se vestía; de cómo había muerto a varios indios y de cómo él mismo estuvo una vez a punto de seguir la misma suerte.

Estas llanuras se extienden al occidente hasta el Desaguadero ò territorio de Mendoza, y no tienen mas agua que la que cae del cielo, y se recojen en las lagunas, excepto la de los tres rios: el Desaguadero, Hueyquey y el Saladillo. Este pais no está habitado ni cultivado por indios ni españoles, pero abunda en ganados, caballos silvestres, venados, avestruces, armadillos, gamos, patos silvestres ó

Un instante después saltó al camino una hermosa pareja de gamos, y aunque los viajeros se detuvieron, el macho, alarmado, saltó de nuevo y desapareció á la izquierda del camino. La hembra permaneció unos instantes como asombrada, mirando al grupo con sus grandes y dulces ojos.

Durante este tiempo, el almuerzo de los cazadores, silencioso al principio, hacíase cada vez más bullicioso, oíamos chocar las copas y saltar los corchos de las botellas. El viejo macho me previno que ya era hora de volver a nuestro refugio. Podía decirse que a la sazón el bosque dormía. La charca adonde acuden los gamos a beber no estaba enturbiada por ningún lengüetazo.

Llamadlos, y al punto echarán a correr como gamos perseguidos. En los jarales huele a copal quemado, y de la calle a la puerta de las cabañas un reguero de «cempaxóchiles» os guiará hasta el lugar en que estuvo la «ofrenda» dedicada a las almas de los que dejaron para siempre este mundo de dolor.

A lo lejos, hacia el río, se habían oído gritos, que se hacían cada vez más fuertes. ¿Qué ocurría al otro lado de la selva? Algo muy grave, sin duda, pues los sitiados vieron a sus enemigos volverse en tropel al bosque y huir como gamos hacia el Este. ¡Se van! exclamó Cornelio, admirado. Déjalos ir gritó el Capitán . Y bajemos, que la choza se va a desplomar sobre nosotros.

Aquel sitio se llamaba «Mal Paso». Muchas veces, los guardas de El Pardo, saliéndose de su jurisdicción, se emboscaban allí para sorprender a los dañadores cuando volvían a sus casas. En aquel sitio le habían dado un balazo a su compadre el Garrucha, una noche en que volvían los dos cargados con un par de gamos.

El baqueano anuncia también la proximidad del enemigo, esto es, diez leguas, y el rumbo por donde se acerca, por medio del movimiento de los avestruces, de los gamos y guanacos que huyen en cierta dirección.

Lloraba al recordar la Virgen de su tierra, pero cuando los compatriotas le incitaban a seguirles, sus lágrimas eran de desesperación. «¡Ay, no! ¿Y la familia?...» Y presentaba a la respetable compañera cobriza, con ojos de diablo y mejillas cubiertas de chafarrinones, y tras ella, la nidada de mesticillos, ágiles como gamos, con panzas ávidas de sepultar todo lo viviente.

Coleta había conocido a este animal. Cazaba los gamos a la carrera en medio de la noche; no había venado que le resistiese. Una vez hizo ganar a su amo cerca de tres mil reales.