United States or Maldives ? Vote for the TOP Country of the Week !


Perdonad, pero fuísteis atrevido é imprudente... Yo creía que érais otra mujer... una dama principal y nada más, y quise que me quedase algo vuestro por donde pudiera encontraros. Cuando vi esa joya, ya no tenía remedio... ya habíais desaparecido... entonces me pesó haberos hecho escuchar...

Levantó la cabeza la Dorotea, y al ver al sargento mayor, dijo con desprecio: ¿Quién os ha llamado? Idos. No necesita que le llaméis quien os sigue ansioso todo el día, deseando encontraros sola. ¡Pero ya se ve! no sólo no habéis estado sola, sino que habéis servido de estorbo. Una vaga sospecha pasó por el pensamiento de la Dorotea. ¿Y para qué he podido yo serviros de estorbo?

La joven le recibió con alegría. Pláceme la dijo Quevedo , encontraros tan bien entretenida... ; he llegado á cobrar miedo á la corte. Y habéis hecho bien en asustaros, porque Madrid es un almacén de peligros; ¿conque nos vamos? por cierto; sólo necesitábamos saber de vos para marchar, pero esperábamos saberlo pronto, aunque no se os ha encontrado cuando se os ha buscado.

¡Ah, lucero de mi obscura noche! exclamó Quevedo ; creo que mi pensamiento me ha traído por tan buen camino, como que en él había de encontraros. No podíais pasar por otra parte. ¿Me esperábais? Con ansias del corazón. No digáis eso, si no queréis verme loco. Aunque mucho os amo, que bien lo sabéis, no por vuestro amor son mis ansias, que de él estoy segura, sino por ella.

Las apariencias me engañaron. ¡Qué cosas tan extrañas suceden en la vida!... Todos vosotros podías haber sido felices, si la casualidad no os hubiera hecho encontraros para haceros sufrir inefablemente: la Condesa, colocada entre el respeto de misma, de su palabra, de su fe, y el amor de usted.

Escuchadme: ¿Habréis notado, verdad, cómo desde el primer día de vuestra llegada a Orsdael os demostré amistad, cómo os protegí contra la crueldad y el odio de la condesa, cómo espiaba vuestros pasos y os seguía para tener la felicidad de encontraros y hablaros? ¿No habéis adivinado, acaso, la causa de este afecto? Creo haberla adivinado, señor.

La Bretaña, donde es apacible, esto de veras. En sus archipiélagos creeríais encontraros mecidos por la ola de la muerte; empero donde se ostenta con fuerza, es sublime. En 1831 sentí sus tristezas, las cuales forman parte de la historia de mi vida. Entonces no conocía el verdadero carácter del mar.

Mi deber me ordena el atreverme a todo para conseguir el bien; lo seguire, pero sera con prudencia. Senor, vos me habeis ordenado el venir a encontraros al ponerse el sol; vedle que va a eclipsarse detras de la montana. iBien! quiero contemplarle.

Dad tres golpes fuertes sobre el postigo: cuando le abran, que será al instante, entregad al criado que se os presentará, esa carta para que lea su sobre. El criado os devolverá la carta, y os llevará al despacho de vuestro padre, que al punto irá á encontraros. Pero habré de darme á conocer á mi padre, me preguntará...

Desgraciadamente, yo no estaba sola... Lo siento mucho, sobre todo, si un buen pensamiento le hubiese llevado. Nada más probable, hija mía, pero, gracias a Dios, eso no es irreparable, si queréis, ¿cuándo podrá encontraros, si llega a desear visitaros nuevamente?