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Fumaba sin cesar pitillo sobre pitillo y sin cesar también escupía lanzando el chorrito de saliva por el colmillo, como sólo lo había visto hacer hasta entonces a la plebe. No obstante, era de una familia muy distinguida, hijo de un cosechero y exportador de pasas, y se llamaba Daniel Suárez.

Los tibios rayos del sol, que ya iban haciendo jirones en la niebla, comenzaron a reverberar en la limpia superficie del agua, sobre la cual caía con rumor unísono y constante el chorrito del surtidor.

Si me quieres mucho, quiéreme en Dios y por Dios, como yo te quiero a ti. De otro modo es pecado fijar nuestra atención y nuestro amor en ninguna criatura. La emoción y el ardor de Ricardo recibieron un chorrito de agua fría con estas palabras, pero supieron resistirlo sin menoscabo y siguieron apoderados de su corazón hasta que llegaron al pórtico de la iglesia.

Pues mire usted, amigo me respondió con mucha calma, soltando el consabido chorrito por el colmillo, al verle a usted tan bravo, cualquiera diría que le han tocado en lo vivo. Si es así, ¡a ello! Yo le doy la absolución... Oiga usted: le prevengo que no ha sido ocurrencia mía. Todo el mundo dice por ahí que le hace usted la rosca a la monjita: ¡conque ojo!

El malagueño cambió su natural color aceitunado por otro algo más bajo; pero no pareció alterarse. Guardó silencio unos momentos, dio un par de chupetones al cigarro, que eternamente tenía entre los dientes; separolo después de la boca, soltó el consabido chorrito de saliva por el colmillo, quitó la ceniza con el dedo meñique y dijo tranquilamente: Vamo; uté quiere, por lo vizto, buya. Bulla, no.

Sentí la mirada de don Oscar en la mejilla, como una bofetada que me la enrojeció; pero no volví los ojos hacia él. ¿Viene usted de Málaga? pregunté, por preguntar algo. , señor, vengo de Málaga... Me trae aquí un asuntillo, ¿sabusté?... un asuntillo dijo, dando un chupetón y soltando el consabido chorrito de saliva.

Hombre, ¿cree usted que una mujer con esos ojos asesinos... y ese aire... y esa gracia, ha nacido para encerrarse en un claustro? Alzó los hombros desdeñosamente. ¿Y no tiene usted más datos que esos para creer lo contrario?... Es poco, compadre dijo, dando un chupetón al cigarro y soltando el consabido chorrito de saliva.

De la pequeña laguna de la fuente se escapa un chorrito de agua que desaparece entre las hendiduras del suelo y por entre las raíces del césped para aparecer y desaparecer alternativamente, produciendo el efecto de una serie de fuentes escalonadas.

La joven, que era lindísima, aunque un poco marchita ya, le clavó una mirada dulce y risueña, como si le quisiera fascinar. ¿Quién es esta joven? le pregunté. Pues esta joven me contestó lanzando el chorrito de saliva por el colmillo es hija de ese señor viejo, que se llama D. Serafín Blanco, y viven en Málaga, aunque son de Granada.