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Perdóname, camaroncito, que yo te dejaría ir; pero mi mujer está esperando su cena, y si le digo que encontré el camarón mayor del mundo, y que lo dejé escapar, esta noche yo a lo que suena un palo de escoba cuando se lo rompe su mujer a uno en las costillas. Y ¿por qué se lo has de decir a tu mujer? ¡Ay, camaroncito!: eso me dices porque no sabes quién es Masicas.

Y al charco fue al salir el sol, limpiándose los sudores, y con la sangre a medio helar. Llegó. Llamó. /P «Camaroncito duro, Sácame del apuro.» P/ Vio salir del agua las dos bocas negras. Oyó que le decían «¿qué quiere el leñadorpero no tenía fuerzas para dar su recado. Al fin dijo tartamudeando: Para , nada: ¿qué pudiera yo pedir? Pero se ha cansado mi mujer de ser princesa.

En toda la noche no cerró Loppi los ojos, pensando en el amanecer, y en los puños alzados de Masicas, que le parecieron un ganso cada uno. Y a paso de moribundo se fue arrimando al charco a los claros del día. Y las voces que daba parecían hilos, por lo tristes, por lo delgadas: /P «Camaroncito duro, Sácame del apuro.» P/ ¿Qué quiere el leñador? Para , nada: ¿qué he de querer yo?

Iba como si le corrieran detrás, alzando los brazos, arrodillándose en el suelo, golpeándose la casaca bordada de colores: «¡Tal vez pensaba Loppi tal vez el camarón tenga piedad de !» Y lo llamó desde la orilla, con voz como un gemido: /P «Camaroncito duro, Sácame del apuro.» P/ Nadie respondió. Ni una hoja se movió. Volvió a llamar, con la voz como un soplo.

«Con tal pensó Loppi que la maga me quiera hacer este favor.» Y al otro día a la mañanita fue al charco, y se puso a dar voces: /P «Camaroncito duro, Sácame del apuro.» P/ y el agua se movió, y salió una boca negra, y luego otra boca, y luego la cabeza, con dos ojos grandes que resplandecían. ¿Qué quiere el leñador? Para , nada; nada para , camaroncito: ¿qué he de querer yo?

A Loppi le pareció que Masicas tenía mucha razón, y que no estaba bien sentarse a aquella mesa de lujo con el vestido tan pobre. Pero la voz se le resistía cuando a la mañanita llamó al camarón encantado: /P «Camaroncito duro, Sácame del apuro.» P/ El camarón entero sacó el cuerpo del agua. ¿Qué quiere el leñador? Para , nada; ¿qué puedo yo querer?

Las manos le bailaban a Loppi del asombro. Ya ves, leñador le dijo el camarón, que no soy desagradecido. Ven acá todas las mañanas, y en cuanto digas: «¡Al morral, pecestendrás el morral lleno, de los peces colorados, de los peces de plata, de los peces amarillos. Y si quieres algo más, ven y dime así: /P «Camaroncito duro, Sácame del apuro»: P/ y yo saldré, y veré lo que puedo hacer por ti.

Llamó muy quedito: /P «Camaroncito duro, Sácame del apuro.» P/ ¿Qué quiere el leñador? dijo el camarón, saliendo del agua poco a poco. Nada para : ¿qué más podría yo querer? Pero mi mujer no está contenta y me tiene en tortura, señora maga, con tantos deseos. ¿Y qué quiere la señora, que ya no va a parar de querer? Pues una casa, señora maga, un castillito, un castillo.