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" Con decir eso dijo el estudiante hubiéramos ahorrado lo demás." " Sácame deste Argel de vidrio, que yo te pagaré el rescate." " ¿Cómo quieres dijo don Cleofás que yo haga lo que no puedes siendo demonio tan mañoso?"

En toda la noche no cerró Loppi los ojos, pensando en el amanecer, y en los puños alzados de Masicas, que le parecieron un ganso cada uno. Y a paso de moribundo se fue arrimando al charco a los claros del día. Y las voces que daba parecían hilos, por lo tristes, por lo delgadas: /P «Camaroncito duro, Sácame del apuro.» P/ ¿Qué quiere el leñador? Para , nada: ¿qué he de querer yo?

Luego la miró con inquietud, temeroso de que le hiciese perder una tarde tan interesante... ¿Qué decidía? ¿Se consideraba con valor para asomarse a la plaza? ¡Yévame! dijo ella con acento angustioso . ¡Sácame pronto de aquí! Me siento enferma... Déjame en la primera iglesia que encontremos.

34 Mas un varón disparando su arco en su perfección, hirió al rey de Israel por entre las junturas y las corazas; por lo que dijo él a su carretero: Da la vuelta, y sácame del campo, que estoy herido. 35 La batalla había arreciado aquel día, y el rey estuvo en su carro delante de los sirios, y a la tarde murió; y la sangre de la herida corría por el seno del carro.

7 Envía tu mano desde lo alto; redímeme, y sácame de las muchas aguas, de la mano de los hijos extraños; 9 Oh Dios, a ti cantaré canción nueva; con salterio, con decacordio cantaré a ti. 15 Bienaventurado el pueblo que tiene esto; bienaventurado el pueblo cuyo Dios [es] el SE

Iba como si le corrieran detrás, alzando los brazos, arrodillándose en el suelo, golpeándose la casaca bordada de colores: «¡Tal vez pensaba Loppi tal vez el camarón tenga piedad de !» Y lo llamó desde la orilla, con voz como un gemido: /P «Camaroncito duro, Sácame del apuro.» P/ Nadie respondió. Ni una hoja se movió. Volvió a llamar, con la voz como un soplo.

Al verse entre tanta basura, magullada, rota, sucia, oliendo á vino, á especias, á grasa, á saliva, empezó á lamentarse con estas patéticas frases: «¡Ay, vientecillo de mi alma, levántame y sácame de aquí, por Dios y todos los santos! Me muero en este montón de inmundicia; yo quiero ser libre y pura como antes. A fe que te has lucido, plumita. ¡Qué error tan grosero!

Y continuaba su vida de espionaje, cerrando los ojos ante el porvenir, viviendo el momento presente, evitando el pensar, considerándose feliz cuando veía por delante unos cuantos días de seguridad. El encuentro con Ferragut en una calle de Marsella la había reanimado, dándole nuevas esperanzas. Sácame de aquí; guárdame contigo.

Sácame deste Argel de vidro; que yo te pagaré el rescate en muchos gustos, a fe de demonio, porque me precio de amigo de mi amigo, con mis tachas buenas y malas . ¿Cómo quieres dijo don Cleofás mudando la cortesía con la familiaridad de la conversación que yo haga lo que no puedes siendo demonio tan mañoso?

A Loppi le pareció que Masicas tenía mucha razón, y que no estaba bien sentarse a aquella mesa de lujo con el vestido tan pobre. Pero la voz se le resistía cuando a la mañanita llamó al camarón encantado: /P «Camaroncito duro, Sácame del apuro.» P/ El camarón entero sacó el cuerpo del agua. ¿Qué quiere el leñador? Para , nada; ¿qué puedo yo querer?