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No peca el autor de prolijo ni sigue la moda de ciertas novelas francesas, donde no hay objeto, por ruin e insignificante que sea, que no se pese, se mida y se describa minuciosamente como en el más que escrupuloso inventario redactado por peritos. El Sr. Nogales no es así, por dicha. Pinta a grandes rasgos, y se lo agradecemos.

¡Oh, cuánto honor!... Lo agradezco infinito. Yo pensaba retirarme. , ya sabemos que siempre está usted convidado en casas de la grandeza. Pero como es tan bueno, se dizna sentarse a la mesa de los pobres. Consideración que tanto le agradecemos dijo Obdulia . Ya que para el Sr. de Ponte es un sacrificio aceptar estas pobrezas... ¡Por Dios, Obdulia!...

Y no lo atribuyas a virtud y a poca curiosidad mía, sino a que no me deja andar el garrancho que el otro día me pasó este pie. -Con todo eso, te lo agradecemos -respondió Pedro.

El glorioso Bartolo aprovecha la confusión para acercarse á Nolo y le dice: Ya que esta noche en la peña de Sobeyana habéis zurrado la piel á esos cerdos de Lorío. Todos te lo agradecemos, Nolo. En este pueblo siempre tendrás guardadas las espaldas. Muchas gracias, Bartolo responde el héroe mientras en sus labios se dibuja una sonrisa altiva. Nada de eso que me dices.

En Francia, en París sobre todo, , hay algunos; pero en Londres sería una casualidad. Gracias, señor Campistrón, ya todo lo que quería saber, dijo Tragomer. Agradecemos á ustedes su amable acogida. Con mucho gusto, señor vizconde, con mucho gusto. Las personas como usted están seguras de ser recibidas aquí con toda deferencia.

Lo creo respondí procurando quitar a mis palabras la dureza y sequedad que quería infundirles el corazón . Nosotros agradecemos el auxilio que nos están dando nuestros aliados, más por odio al común enemigo que por amor a nosotros; esa es la verdad.

Eran papeles encontrados en los bolsillos de muertos y prisioneros. «No tengas misericordia con los pantalones rojos. Mata welches: no perdones ni á los pequeños...» «Te agradecemos los zapatos, pero la niña no puede ponérselos.

Mucho os agradecemos la oferta, repuso el magistrado, pero no veo cómo podáis triunfar con vuestro único barco sobre las dos poderosas galeras corsarias, al paso que con vuestros arqueros en los muros de Lepe fácil os sería dar á los piratas una lección sangrienta. Ya os he dicho mis razones para no detenerme aquí.

Habíase plantado frente á doña Rosalía, y miraba, con la atención de un can preocupado, el buen color de la costurera que había traído la desolación á aquella casa. Señora dijo Paz con un poco de cortesía, le agradecemos á usted el aviso que nos ha dado, mostrando, como es natural, su celo é interés por la honra de nuestra casa.

La carta decía como sigue: Señor don Paco: Muy ufanas estamos mi hija y yo de la honra que usted nos hace en la carta que acabo de recibir. Se lo agradecemos con toda el alma. La niña le quiere a usted mucho y le estima más; pero declara que no puede ni debe aceptar lo que usted propone.