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Las deducciones que de estas premisas se desprenden son un poco escabrosas. No hemos de hacerlas. Sólo diremos que ni el enmascaramiento físico, ni el moral, duran en la vida, ni puede fundarse felicidad alguna en tales y tan deleznables artificios. Con todo, puede admitirse en las jóvenes este pueril error de pretender acentuar con afeites su propia belleza.

La conformidad de este drama con el francés es, sin duda, tan grande, que sólo puede explicarse, suponiendo que el uno es imitación del otro; es quizás el único caso de esta índole, que se encuentra en la antigua literatura española, habiendo de admitirse necesariamente que el poeta español imitó al francés. V. lo que decimos de Diamante en el curso de esta HISTORIA.

No hay más remedio que suponer que Calderón, en El médico de su honra, ha hecho un arreglo de la comedia más antigua, conservando su plan é invención, y limitándose á reformarla en su versificación y sus palabras; porque no puede admitirse que fuera un arreglo anterior de esta comedia, escrita en su juventud, por cuanto el estilo, en lo general, no es el suyo, esto es, el que se observa en las obras suyas de esta edad.

No pueden sentarse axîomas que sean disputables, ni admitirse postulados de cosas que están en controversia. PEDRO DANIEL HUECIO, Obispo de Avranches, ha probado esto contra el método geométrico al principio de sus Demonstraciones evangélicas.

Compadre, cuidado.... Si adelanta usted un poquito más nos vamos a encontrar con el libre albedrío perdido. Cebre, mira que vas por mal camino: ¡mira que te marchas con Pelagio! Yo a San Agustín me agarro, y no lo suelto. Esa proposición puede admitirse simpliciter, pero tomándola en otro sentido... no cuela. Citaré autoridades, todas las que se me pidan: ¿a que no me citas ni media docena?

Para justificar la existencia dramática de este elemento épico predominante, que, sin duda, perjudica á veces á la verdadera exposición dramática, es menester no olvidar la relación que con él tiene el espectador español: éste ama con pasión su poesía nacional, regocijándole oir también en el drama el sonido, para él predilecto, de sus cantos populares, pudiendo admitirse como cierto, aunque no nos sea posible aducir sobre esto un testimonio concreto, que los romances comprendidos en los dramas fueron siempre aplaudidos.

Oíase desde la sala la murmuración del chorro de una fuente, la cual con tal constancia estimulaba el oído, que Rufete se pasaba horas enteras en conversación tirada con el agua charlatana en estos o parecidos términos: «En todo lo que Su Señoría me dice, señor chorro, hay mucha parte de razón y mucho que no puede admitirse. Subí al poder empujado por el país que me llamaba, que me necesitaba.

Fúndanse, en parte, en el examen atento del método y manera con que se representan hoy en los teatros principales de la Península las antiguas comedias nacionales, debiendo admitirse que se perpetúa en esta materia la tradición de épocas anteriores, y, en parte, en la índole particular de la comedia española, y en la correlación que ha de existir necesariamente, al representarlas, entre la composición poética y su representación práctica.

Lope mismo, en la Egloga a Claudio y en La Moza de cántaro dice haber escrito mil y quinientas comedias. Montalván hace subir este número a mil ochocientas y cuatrocientos autos. No pueden, ni mucho menos, admitirse cifras tan altas.

Los caracteres son á su vez abandonados y se adopta el alfabeto de las lénguas latinas. Esto, que á primera vista parece muy lógico y muy cierto, no es sinembargo la verdad. No deben admitirse mas que la primera y la tercera época, porqué la segunda no ha sido mas que imaginaria.